EL PLACER DE RECORDAR
Vivir es también recordar, y, de hecho, recordar es volver a vivir...
Cuando uno ha acumulado ya en su vida años, recuerdos, fechas y personas, recordar es , a la vez, un auténtico placer.
Es cierto que no podemos vivir de nostalgias, ni del melancólico cualquier tiempo pasado fue mejor, pero también lo es que para seguir avanzando no se puede menospreciar ni olvidar todo lo bueno y positivo que se ha vivido.
En el recuerdo queda siempre el gran bagaje de personas positivas y decisivas que han jugado un papel importante en la vida de cada cual.
Somos, muchas veces, fruto de las posibilidades y facilidades que otros nos aportaron.
Por eso, recordar no es sólo un placer, sino, a la vez, la expresión de nuestro más profundo agradecimiento.
En la reflexión veraniega es muy conveniente dedicar un tiempo, frente al mar, o en la cima de una montaña, a enumerar las personas y los acontecimientos que han jugado un papel importante en nuestras vidas. Porque se lo merecen.