Las
sombras de la sospecha
Hoy los jóvenes no estudian Filosofía y
saben poco de Marx, Nietzsche y Freud, pero son, sin embargo, de alguna manera,
y no sólo ellos, fieles seguidores suyos…
Me explicaré: más allá de sus idearios
concretos, estos tres autores coinciden en algo que hoy está muy presente en nuestra
sociedad, porque ellos son los grandes creadores de la
sociedad de la sospecha…
Marx afirmó que la conciencia de las
personas se falsea y se enmascara por intereses económicos; Freud achacó la
sospecha de la conciencia a la represión del inconsciente; y Nietzsche decía
que las sospechas provienen del resentimiento de los débiles…
O sea, en lenguaje corriente, que hoy
asistimos al hecho de que todo el mundo sospecha de todo el mundo… Vaya, que es
lo que decía Maquiavelo: piensa mal y acertarás…
El
genial Antonio Machado afirmaba que quien
desconfía de todos es digno de que nadie se fíe de él…
Y es la lección que debieran aprender quienes van por la vida
sospechando siempre, sin pruebas, por supuesto, de malévolas intenciones en las
acciones de los demás.
Afirmaciones gratuitas recientemente
leídas como –vaya usted a saber las intenciones que tendrá esta tía al
presentarse a este puesto, además de suponer, sin ningún dato que avale la
sospecha, un típico y malévolo desprecio machista, comporta, en el fondo, una
clara manifestación del dicho popular: cree el
ladrón que todos son de su condición…
En
definitiva, una sociedad permanentemente instalada en la sospecha es una
sociedad enferma…