SORORIDAD
A
nuevas realidades, nuevas palabras, y ya en la Puntilla de 25 de agosto me
referí a la Emocracia como uno de
esos neologismos surgidos para expresar una supuesta democracia más emocional
que razonable…
Hoy me
ocuparé de otra de las palabras que va imponiéndose: la sororidad…
Es
sabido que muchas de las palabras de nuestras lenguas románicas proceden
básicamente del latín, y si frater significa
hermano, sor, soror, significa hermana,
y ahí nace la nueva palabra sororidad…
Porque
si la fraternidad ha venido usándose
como sinónimo de solidaridad y hermandad entre las personas, y entre éstas hay
hombres y mujeres, no es pertinente que sólo aparezcan los fraters, hermanos, y no
las sorors, hermanas, y de ahí que sororidad sea la palabra nacida para
expresar más en concreto la solidaridad y hermandad entre las mujeres…
Ya sé
que ante cuestiones como ésta son muchas las personas que dicen que todo esto
son tonterías y banalidades de lenguaje; o que son cosas de feministas trasnochadas…
Este
análisis, sin embargo, resulta por lo menos superficial, cuando no ofensivo, porque una
palabra como sororidad no nace como
un capricho más, sino como la expresión de un deseo que quiere salir al paso de
un tópico muy extendido: el que afirma, por ejemplo, que las rencillas entre las mujeres son
mucho más punzantes y vengativas que entre los hombres…
La sororidad alienta una mayor vinculación
y fraternidad entre las mujeres a fin de conseguir objetivos comunes que les
corresponden. Bienvenida sea la palabra, pero, sobre todo, que sea realidad lo que quiere expresar...
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