DISTANCIAS
Las recomendaciones para evitar los
contagios del Covid-19 insisten en evitar la proximidad entre las personas. Y
el símbolo no puede ser más desalentador. Porque si de algo padecía ya nuestra
convivencia era precisamente de una creciente lejanía entre las personas...
Se me dirá, lógicamente, que una cosa es
el acercamiento físico y otra muy distinta la empatía y la preocupación por los
demás, y es cierto, pero cuidado con la simbología...
Qué veremos, ¿unas personas extraña y
temporalmente distanciadas entre sí, o la expresión pública de unas personas
que se ignoran y se distancian de manera permanente?
Siempre he pensado que el amor al
prójimo era la expresión de intentar hacer próximo al que está
lejos, y creo que ahora más que nunca, y más allá de motivaciones religiosas,
es el momento de ejercitar esta necesaria proximidad.
Tras la pandemia habrá, ciertamente, que
reinventar muchas cosas, y será bueno proveerse del suficiente equipaje de
pensamiento para fomentar nuestra creatividad.
Por ejemplo:
- recordar y convencerse de que una cosa
es la distancia y otra muy distinta estar lejos...
- que las distancias pueden ser
temporales, pero que el amor auténtico no conoce fronteras ni distancias...
- que de quien hay que tomar distancia
muy acertadamente, y en muchas ocasiones, es de sí mismo...
- que lo que verdaderamente separa a las
personas no son las distancias, sino las actitudes
- que la distancia no es la ausencia ni
el olvido...
- que los mensajes electrónicos inertes
nunca pueden suplir la intimidad y los matices de una voz
Guardemos
las distancias, pero no matemos el valor de la cercanía personal
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