Cosas…
Escribía hace poco la brillante escritora Irene Vallejo que nuestras casas están cada vez más repletas
de cosas…y no le falta razón.
La sociedad de consumo ha ido
provocando que cada vez sean más abundantes en los hogares los objetos, la
mayoría de ellos inútiles, que van llenando estanterías…
Y esta ostentación es una muestra más
de una sociedad injusta y discriminativa que se permite el gasto inútil y
caprichoso, cuando son millones los seres que no tienen siquiera recursos para
llevarse a la boca una comida diaria.
Estamos, ciertamente, en la cultura del
deshecho y el desperdicio, pero lo que más asusta es comprobar que lo que acaba
en la basura no son solamente esos objetos de los que ya nos hemos cansado,
sino también comida y otros enseres que podrían paliar el hambre y la miseria
de muchos.
La visión, esta misma semana, de un
grupo de emigrantes africanos desplazados de sus precarias viviendas y pasando
una fría noche tirados en una plaza de Badalona es absolutamente indignante y
muestra una vez más la insensibilidad de quienes tienen que tomar decisiones…
¿No se pueden hacer las cosas de otra manera?
O nos ponemos un poco las pilas para
mejorar nuestra atención al ser humano, o esta creciente pandemia de
anti-humanismo será mucho más grave que las pandemias víricas…
Son ya demasiadas cosas en las que estamos tocando fondo…
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