sábado, 26 de octubre de 2019

Nostalgia poética - La Puntilla - 27 de octubre de 2019


NOSTALGIA POÉTICA

Maldigo la poesía concebida como un lujo cultural por los neutrales que lavándose las manos se desentienden y evaden; maldigo la poesía de quien no toma partido, partido hasta mancharse...

Me han venido nostálgicamente a la mente estos airados versos de Gabriel Celaya, ante la ausencia y pasividad de los se autodenominan o pretenden ser autodenominados poetas e intelectuales, ante la situación actual de nuestra sociedad...

Rafael Alberti se preguntaba en su día, en un conocido poema, qué cantaban, que miraban y qué sentían los poetas andaluces...y nosotros, hoy, debiéramos preguntarnos si es que cantan, miran o sienten algo los pretendidos poetas e intelectuales...

Hubo un nostálgico momento en nuestro país en el que la poesía social alcanzó un gran auge en nombres como Celaya, Blas de Otero, Gil de Biedma, Agustín Goytisolo y otros varios... Hoy, sin embargo, ¿dónde están poetas similares? ¿Dónde intelectuales que aporten pensamiento al desierto cultural y a la convivencia justa?

La poesía debiera ser una herramienta no solamente para crear belleza, sino para hablar por los que no pueden hablar.

El inefable Antonio Machado se quejaba de no saber para qué sirve la sed, aunque decía saber que los vasos sirven para beber. Hoy parece que son muchos los que alardean de poseer los suficientes medios para vivir, a la vez que les importa poco que el agua no llegue para todos...

Por eso tal vez tengamos que seguir oyendo a Luis Rosales cuando le indicaba a Machado que para encontrar la fuente sólo la sed nos alumbra...y a muchos haya que recordarles que si no se tiene sed no se busca el agua, es decir, si no sufres en tu propia carne no lucharás por los que siguen sufriendo...

Por eso Agustín Goytisolo recordaba a su hija Julia - como habría que recordar, tal vez, a los universitarios que se han manifestado estos días-  no te entregues ni te apartes, y nunca digas en el camino no puedo más y aquí me quedo...No hagas caso a quien te diga que la vida no tiene objeto...Acuérdate siempre de lo que un día yo escribí pensando en tí. 

domingo, 20 de octubre de 2019

El planeta de los simios - La Puntilla, 20 de octubre de 2019



EL PLANETA DE LOS SIMIOS

El prestigioso periodista y escritor Manuel Vázquez Montalbán escribió en 1995 (pronto hará ya 25 años) un insólito Panfleto desde el planeta de los simios...

El título se inspiraba en las famosas películas El planeta de los simios (1968) y Regreso al planeta de los simios (1970), aupadas a la fama por la presencia de Charlton Heston, y de las que posteriormente se han hecho nuevas versiones.

¿De qué iba el tema?

Siguiendo la teoría evolucionista sobre el origen del ser humano, se afirma que proviene a partir de la humanización de los simios...

Pues bien: llega un momento, según las películas citadas, en que el ser humano inteligente se vuelve autodestructivo y es relegado a nuevos salvajes que ni siquiera pueden hablar... Y es entonces cuando, en una clara involución, los primates adquieren el control del planeta...La sociedad es gobernada por simios (gorilas, orangutanes y chimpancés...)

¿Y a què viene todo este prólogo?

Los tristes y lamentables sucesos de esta última semana en las calles de Barcelona, han puesto de relieve una clara involución en la racionalidad de muchos seres humanos que han hecho de la destrucción la única salida para evitar ser relegados definitivamente a la categoría de simios resignados....

Es obvio que estas situaciones no provienen del acaso, ni de los monstruos que en ocasiones produce la razón; y por ello habrá que preguntar a los considerados simios céntricos, centristas y centrados (en expresión de Vázquez Montalbán),  y a los profetas de la razón, políticos e intelectuales, responsables del zoológico, cuáles son las causas reales de estas conductas...

Porque la generación de juventudes antisistema (de 18 a 25 años la mayoría) ha sufrido excesivas e injustas violencias por parte de un capitalismo atroz y salvaje que les ha negado el pan y la sal...








domingo, 13 de octubre de 2019

Gratitud y gratuidad - La Puntilla - 13 de octubre de 2011


GRATITUD Y GRATUIDAD

Se dirigía a un grupo de niños y niñas y les preguntaba: – ¿Cuántas veces a la semana les decís la palabra «gracias» a vuestros padres?...

Hablaba a un grupo de mayores y les cuestionaba: – ¿Cuántas acciones gratuitas contabilizáis a lo largo de una semana?

Gratitud y gratuidad: he aquí vos valores morales que transcienden ideologías religiosas y políticas. Dos cualidades éticas que debieran ornamentar la conducta humana.

Pero no nos engañemos: una cosas es el deber ser  y otra el ser. Y hoy asistimos, en general, a un déficit de ambas actitudes.

De ser bien nacidos es ser agradecidos, dice la frase típica y a veces tópica... Pero ¡cuánta ingratitud hacia personas a las que debemos mucho...!

Da gratuitamente lo que tienes y tendrás de lo que careces... Existe una clara tensión entre el ser material y los valores inmateriales, y suele ganar el primero.

Pues no hagamos de la gratitud únicamente una fórmula vacía, ni reduzcamos la gratuidad a puros intereses econòmicos. 

Son algo más.

Porque son, en definitiva, dos de las cualidades más nobles del ser humano.

sábado, 5 de octubre de 2019

CONVENCER - La Puntilla - 6 de octubre de 2019



CONVENCER

La película de Alejandro Amenábar Mientras dure la guerra ha puesto en el primer plano de la actualidad la famosa frase que Miguel de Unamuno dedicó a los militares golpistas de 1936: Venceréis, pero no convenceréis...

Vencer no es convencer, y hoy asistimo, en nuestra sociedad, a más vencimientos que convencimientos...

Es bien conocida también la frase que afirma que cuando no se tiene la fuerza de la razón, se utiliza la razón de la fuerza... Y así nos va.

Vencer responde a una actitud primaria de dominio y prepotencia, mientras que convencer necesita siempre el soporte del pensamiento y el apoyo de la ejemplaridad.

Convencemos cuando aportamos argumentos y coherencia de conducta, mientras que cuando sólo buscamos vencer, lo hacemos con imposiciones y ejercicio de autoridad...

Cuando una persona, o una sociedad, se gobierna más por el capricho que por la razón, por la veleidad de las emociones, que por la fuerza de los argumentos, persona y sociedad andan mal...

En la tarea educativa, por lo tanto, es urgente no ofrecer a  los alumnos metas imposibles o caprichosas, sino siempre razones nacidas del ejercicio del pensamiento.

Unamuno acabó su discurso a los militares dicièndoles: Venceréis porque tenéis sobrada fuerza bruta, pero no convenceréis, porque convencer significa persuadir. Y para persuadir necesitáis algo que os falta: razón y derecho en la lucha...

¡A cuántas personas e instituciones se le podría decir hoy lo mismo...!