Primero de mayo
He escrito muchas veces sobre el 1º de mayo y
no puedo dejar de seguir haciéndolo mientras se mantenga vivo el recuerdo de su
origen y la situación social y política que hoy seguimos viviendo.
Es
sabido que la fecha conmemorativa se instituyó en el año 1889 para recordar y
rechazar la represión sangrienta que sufrieron unos trabajadores durante varios
días, en el año 1886, en una fábrica de Chicago.
Pero
de recuerdos no se vive, y el sentido que ha de tener hoy el 1º de mayo, más
allá de ser un día festivo, es el de afianzar nuestra conciencia de que hoy
siguen siendo miles las personas, sobre todo las más débiles y marginadas, que
sufren situaciones laborales y sociales que hacen muy difícil su vida.
Hoy,
por ejemplo, la falta de agua, causada por la manipulación climática y por
nuestra irresponsabilidad en su uso, está hundiendo a muchos agricultores y
ganaderos…
Las
guerras y los conflictos y enfrentamientos siguen generando hoy miles y miles de
víctimas inocentes.
Los
seres que carecen de las tres Tes (tierra donde instalarse, techo donde
cobijarse y trabajo con el que poder alimentarse y vivir) siguen
multiplicándose indefinidamente…
El
precio de los alimentos se dispara y se multiplican las víctimas del hambre
La
sanidad y los servicios sociales carecen de los recursos necesarios para
atender debidamente a las personas…
Y
la lista podría alargarse…
Ahora
se aproximan unas elecciones y nos veremos envueltos, de nuevo, en promesas y
promesas que seguirán sin cumplirse…
Por
lo tanto, no cabe otra cosa que aportar cada uno nuestra participación y nuestro espíritu crítico, así
como pequeñas acciones de solidaridad, con la firme convicción de que algo
puede cambiar si somos cada día más los que nos implicamos en esta tarea.