viernes, 25 de mayo de 2018

La Puntilla - 27 de mayo de 2018 - La luna y el dedo...



La luna y el dedo...

Es suficientemente conocido el proverbio chino que afirma que cuando un sabio señala la luna, el necio se queda mirando el dedo...

Traigo hoy a colación estas palabras porque echo a faltar más que nunca personas preparadas y con bagaje acreditado de honestidad que sean capaces de explicarnos y situarnos debidamente ante los distintos y variados acontecimientos políticos, sociales o culturales que nos toca vivir.

Por el contrario, estoy ya un poco hastiado de tantos y tantos sabelotodos, tertulianos de pacotilla, pseudointelectuales de cartón, al calor de intereses partidistas generalmente muy bien retribuidos económicamente...

Criticamos, a veces, que ciertos cargos públicos carecen de preparación, o compran títulos y másters para acreditarse, pero no somos igualmente críticos contra la masiva proliferación de portadores de opiniones vacías e interesadas, a la vez que económicamente muy bien remuneradas...

El vacío cultural es hoy entre nosotros más que alarmante. Y todo porque hay quienes piensan - y muchos que los aplauden- que hoy triunfa el que más grita y más desprecia a los demás... O sea que triunfan no los sabios, sino los necios que se quedan embobados mirando el dedo... Y con frecuencia se permiten erigirse ellos mismos en dedos acusadores...

Gritar más o salir más en los medios no es sinónimo de tener razón, como vender una buena imagen no comporta necesariamente que la imagen responda a la auténtica identidad.

Los judíos afirman que del Pentateuco hay hasta 49 lecturas posibles... y algo parecido podríamos decir de muchos de los acontecmientos actuales. No son hechos dogmáticos, sino opinables...

Hay, sin embargo, quienes siguen pensando que su lectura es la única y verdadera. ¡Pobres diablos!


viernes, 18 de mayo de 2018

La Puntilla - 20 de mayo de 2018 - FARISEISMO


FARISEISMO

Resulta lamentable que algunos términos de la cultura cristiana hayan sido, de alguna manera, marginados y olvidados en nuestra sociedad y en nuestra lenguaje, porque hay conceptos, como el de fariseismo, que cobran hoy plena y vigente actualidad.

Jesús de Nazaret se las tuvo que ver en su tiempo con un grupo social muy característico que respondía al nombre de <fariseos>, y libró contra ellos durísimas batallas dialècticas.

El fariseismo es fácil de definir: es la actitud de aquellos y aquellas que dicen y no hacen, y muestran una palpable contradicción entre su programa de palabra y su realización de obra.

Los fariseos del tiempo de Jesús pensaban que habían alcanzado la perfección y menospreciaban a los demás,mientras que la mayoría de sus actos eran tan débiles como suelen ser los de todos los humanos... 

Exigían a los demás lo que ellos no estaban dispuestos a hacer. Y encima, para justificar muchas de sus acciones, se amparaban en la ley de Dios que, en la mayoría de los casos,  era únicamente su propia ley... 

¿Cuántas similitudes encontramos hoy entre nosotros con la conducta que, según el relato de los evangelios, presentaban los fariseos?

¿Cuántos políticos, gobernantes, jueces, eclesiásticos, y personas instaladas en el poder econòmico y social, amparados en las leyes, o en los mandatos de un Dios a su manera, hay hoy en nuestras ciudades y en nuestros pueblos?

Exigentes, duros, despiadados  e hipercríticos con los demás, y benevolentes y anclados en lnútiles justificaciones con ellos mismos...

No hay realidad que más ensucie una sociedad y una convivencia que el privilegio farisaico de quienes dicen porque pueden decir, y no hacen ni dejan hacer a los demás,porque ellos son la ley... O se creen la ley..

sábado, 12 de mayo de 2018

La Puntilla - 12 de mayo de 2018 - TENACIDAD


TENACIDAD

La filósofa y analista política Susan George, nacida en Norteamérica y ciudadana francesa, escribe:

Todos los avances del pasado, de los cuales hoy nos beneficiamos, fueron conseguidos por personas que empezaron perdiendo...Lucharon y perdieron; volvieron a luchar y volvieron a perder; pero finalmente un día ganaron... Si queremos ser dignos de ellas, tendremos que tener su misma tenacidad...

Hoy necesitamos una pedagogía de la tenacidad. 

El diccionario nos dice: tenacidad: cualidad de aquellos y aquellas que se mantienen firmes en sus decisiones, en sus propósitos y en sus resoluciones... Virtud de aquellos y aquellas que desisten difícilmente de aquello que piensan o que quieren hacer...

Actualmente nos hallamos en momentos de convicciones poco sólidas y profundas y la tenacidad es la verdadera prueba de fuego del crecimiento interior de las personas.

Los sociólogos nos hablan repetidamente de una sociedad líquida, es decir poco sólida, como poco sólidos suelen ser los hechos y las convicciones...

Se dice, también, que nos hallamos ante una sociedad cansada, desesperanzada diría yo, tal vez porque solemos cansarnos antes de tiempo, o por cualquier pequeño fracaso... En la sociedad del éxito no admitimos los fracasos  y, sin embargo, es de los contratiempos de donde más se aprende...

Para ser tenaces es necesario creer en lo que estamos haciendo, y admitir que quizà no lo podremos conseguir sin unirnos a los demás.

Los triunfos y los fracasos son siempre colectivos. Y muchas veces es el cansancio  de los más capaces el que impisibilita el éxito.

La pedagogía de la tenacidad es trabajar la convicción de que si lo que estamos haciendo cuesta, es señal de que tiene valor. Y el auténtico valor no puede equipararse solamente con el precio económico...


viernes, 4 de mayo de 2018

La Puntilla- 6 de mayo de 2018 - Belleza moral


Belleza moral

Las nuevas generaciones de estudiantes universitarios difícilmente habrán oído hablar de aquel gran poeta y catedrático de  Estética de la Universidad de Barcelona que, al entrar en clase, se dirigía a la pizarra y escribía un lema que le había costado la expulsión de la cátedra: no hay estética sin ética, es decir, la belleza de una persona no puede desligarse de su comportamiento ético...

Tal vez hoy me viene a la memoria la persona de José María Valverde, que ése era aquel catedrático, por lo que está pasando en Nicaragua, nación a la que, para su liberación y desde su opción de izquierdas, dedicó Valverde gran parte de sus últimos años de vida.

Aprovecho, pues, para explicar un poco el lema de este notable personaje.

Es sabido que la estética estudia la belleza, y que la belleza suele darse en el esplendor de las formas. Bello es aquello que agrada a la vista. La estética, por lo tanto, tiende a referise a las apariencias, a lo que se capta por los sentidos. Pero el ser humano, que hoy cuida sobremanera las apariencias, no siempre se preocupa de fundamentar esas apariencias. Y aquí es donde entra el papel de la ética.

>No es oro todo lo que reluce>, dice el refrán, y este dicho corrobora plenamente la afirmación de Valverde. 

¡Cuántos amores fracasados, por ejemplo, por haberse centrado solamente en las apariencias externas de las personas, y no en sus valores éticos!. 
¡Cuánta inconsistencia ética en políticos y gestores públicos con apariencia estética de grandes gestores del pueblo!

La belleza moral va mucho más allá de la belleza de pura apariencia. 
Estética y ética han de ser coherentes. 
Blanquear un sepulcro no esconde la podredumbre de su interior. 
La hipocresía es la antítesis de la verdadera belleza.