DECÍA
AYER…
Hoy me da por rememorar a Fray Luis de León, el
cual, después de estar cuatro años encerrado por la Inquisición, volvió a la
Universidad de Salamanca y al empezar de nuevo sus clases pronunció la célebre
frase Decíamos ayer…
Pues bien, tras hacer un breve paseo por mis Puntillas,
observo que las 150 primeras las escribí en papel y las recopilé en tres libros
de 50 escritos cada uno; y que desde que pasé a digital he escrito ya un total
de 282 nuevas Puntillas, y me han visitado un total de 20.312 personas…
Y
como estamos a las puertas de agosto, que es buena oportunidad para leer y
pensar, he decidido reproducir una Puntilla que escribí hace cuatro años (el 8
de julio de 2018). Decía así:
Seguir
aprendiendo…
Aprovechar
un tiempo de vacaciones para leer, reflexionar, o dialogar, es una buena
ocasión para elaborar una recopilación de lo que la vida ya nos ha enseñado, y
disponernos a seguir aprendiendo...
Por eso
me pongo al ordenador e intento recopilar lo que hasta ahora creo que ya he
aprendido de la vida. Por ejemplo:
– que el
amor (a Dios, a las personas o a las cosas) no se fuerza, sino que se tiene o
no se tiene, y es preciso trabajarlo cada día para no perderlo;
– que el
amor es gratuito, tanto por parte de quien lo da, como por parte de quien lo
recibe;
– que lo
más importante en la vida son las personas, y todo lo demás cuenta poco;
– que el
dolor es inherente a la condición y a las limitaciones de los seres humanos;
– que la
madurez personal brota de lo que se trabaja día a día en el interior de
cada persona;
– que, si
no controlamos nuestras emociones, son las emociones las que suelen agrietar
muchas veces nuestras opciones de vida;
– que las
personas tóxicas han de ser tratadas con amor y respeto, pero siempre a
distancia
– que
aprender a perdonar exige mucha práctica y mucha disponibilidad interior;
– que la
experiencia personal no depende tanto de los años vividos, cuanto de las
experiencias compartidas
– que la fe
no es la creencia en un catálogo de verdades abstractas e inalcanzables, sino
en sentirse seducido por un Dios de amor;
– que la deseada y siempre
buscada felicidad es el conjunto de pequeños momentos y detalles felices
intensamente saboreados…
...y sigo aprendiendo…