SERVICIO
Sabéis
que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No
sea así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea
vuestro servidor…
Estas palabras se oirán hoy en todos los templos católicos
del mundo, y no se trata de hacer demagogia, sino de ofrecer un estilo de
gobierno, deseable, aunque no muy frecuente…
La propuesta ética es muy clara: los
cargos de responsabilidad han de ejercerse como un acto de servicio a las
personas…
Sé que muchos lectores al oír la
propuesta evangélica la consideraran como una simple utopía irrealizable, pero
a mí me agrada reivindicar las utopías como baremo de conducta para seguir
avanzando.
No diré solamente, como Galeano, que la utopía sirve para seguir caminando,
sino que la utopía es el principio de todo progreso y el diseño de un futuro
mejor.
Soy consciente de que estamos en una
sociedad que está muy alejada de las apuestas utópicas, pero hay que ser más
conscientes de que ellas son las que matan las rutinas y los esquemas
establecidos. Y si no los cambiamos, no avanzaremos.
El servicio no es lo que hacemos, sino
quienes somos. El servicio es una actitud de vida que se preocupa especialmente
de los más débiles.
El gran García Márquez nos dejó una
frase alentadora: nunca es demasiado
tarde para construir una utopía que nos permita avanzar…
En efecto, nunca es demasiado tarde…No dejemos de poner manos
a la obra.