viernes, 26 de junio de 2020

RETORNOS - La Puntilla 28 de junio 2020


RETORNOS

Parece obvio que la historia se rige por la ley de los retornos. Todo retorna. 

Y resulta muy curioso observar que hay cosas que, aunque el progreso haga avanzar la historia, vuelven siempre irremediablemente, para bien o para mal.

Bajo distintos nombres y apariencias, hechos y situaciones se repiten; y lo que resulta más decepcionante es que, generalmente, tienden a repetirse los peores hechos y situaciones...

Esto sucede en la sociedad, en la política, en la economía, en la religión y en otras realidades, y también en relación a nosotros mismos.

Aprendemos muy lentamente y nos aforamos a aquello de ya nos iba bien... Mejor volvemos a donde estábamos...

Escribo todo esto porque tal vez se había producido un exceso de optimismo sobre lo que íbamos a aprender y a rectificar después de la pandemia, pero observamos, por lo que se está viendo, que las cosas no parecen ir por esta línea, y se impone la ley de los retornos...

Creíamos, por ejemplo, que el hecho de experimentar la vulnerabilidad y la fragilidad sería una cura de realismo, pero seguimos observando que el endiosamiento de la autonomía omnipotente sigue siendo el ídolo al que rendimos culto.

Estamos perdiendo una gran oportunidad para renovar y mejorar muchas cosas y existe una màxima incuestionable que debiera de actuar como aguijón para nuestro empeño: la vida es el único camino sin posibilidad de retorno...








viernes, 19 de junio de 2020

ENCUENTRO CON EL SILENCIO - La Puntilla - 21 de junio de 2020


ENCUENTRO CON EL SILENCIO

Ahora que el confinamiento ya empieza a ser historia pasada, he querido hacer una pequeña encuesta entre mis amistades para requerir qué conclusiones habían sacado de estos días encerrados en sus casas...

Está claro que las respuestas han sido,como cabía esperar, muchas y muy variadas, pero puestos a elegir me quedo con un párrafo de una persona amiga.

Dice: la verdad es que estos días, con tantas horas libres, he descubierto, sobre todo, las grandes ventajas de poder disponer de tiempos de silencio: tiempos para quedarme sola conmigo misma, sin más ruido que la voz de mi interior y de mi conciencia...

La verdad es que esta respuesta me ha causado una grata sorpresa, porque en una sociedad en la que el silencio parece ser un intruso al que hay que eludir, y en la que prevalecen el ruido y el bullicio, que alguien descubra y reivindique el valioso valor de encontrar espacios para escucharnos y dialogar con nosotros mismos, creo que es una grata noticia.

Es cierto que la palabra está hecha para mejorar el silencio, pero esto no siempre es así, porque hay silencios que son mucho más interesantes, e incluso elocuentes, que muchas palabras.

Naturalmente no estoy reivindicando el silencio cobarde y miedoso, ni tampoco el silencio equívoco de quien calla, otorga, sino que hablo del silencio que nutre la sabiduría, engendra las palabras más profundas y fortalece la ética en la conducta. Hablo, en una palabra, del silencio donde anidan la sinceridad y el amor más genuinos y autènticos...

Dijo Einstein en una ocasión que cuando se sumergía en el silencio, la verdad le era revelada, y es que es también en el silencio donde mejor nos acercamos a la verdad de nosotros mismos.

Lo expresó también muy bien Paulo Coelho al escribir: En muchos momentos de la vida, el silencio es la respuesta más sabia...

Enhorabuena, pues, a mi interlocutora por haberme hecho partícipe del descubrimiento del silencio...

viernes, 12 de junio de 2020

INCIERTA NORMALIDAD - La Puntilla - 14 de junio de 2020


INCIERTA NORMALIDAD

Un oxímoron es una figura retórica que consiste en complementar una palabra con otra que tiene un significado contradictorio u opuesto.

Ahora parece que está muy de moda jugar a esta retórica, y así oímos hablar, por ejemplo, de altibajos, agridulce, muertos vivientes, o realidades virtuales, y ya san Juan de la Cruz escribió sobre la soledad sonora...

Abordo este tema porque parece que ahora, después de la pandemia, hemos entrado en una etapa en que andamos un poco perdidos en busca del oxímoron más acertado para denominarla, y no sabemos si hablar de normalidad anormal, o de anormalidad normal...

En el fondo de esta duda está claro que somos muchos a los que no nos agrada hablar, sin más, de la vuelta a la normalidad, y existe un anhelo común de que muchas cosas no vuelvan a ser como antes...

Ahora bien, los anhelos son legítimos, pero no podemos soñar despiertos, ni limitarnos a ser buenos perdedores, porque de esta manera emprenderemos solamente un viaje a ninguna parte... Y viva el oxímoron...

La vida no está hecha solamente de deseos, sino de actos, y no basta con querer, sino que es preciso actuar. Las palabras no cambian las cosas y desear una realidad no significa modificarla...

Si desaprovechamos las lecciones que nos ha dado el coronavirus nos habrá vencido socialmente, aunque no nos haya infectado individualmente.  Y sería  una pérdida histórica importante.


sábado, 6 de junio de 2020

PROMESAS AL VIENTO - La Puntilla - 7 de junio 2020


PROMESAS AL VIENTO

Como era de esperar ha comenzado una feroz campaña de adormecimiento...

Conscientes de la grave situación económica en que nos ha dejado la pandemia del Covid-19, Europa y los gobiernos estatales y autonòmicos se apresuran estos días a  lanzar al viento promesas y más promesas...

Habrá, se dice. millones y millones para el sector automovilístico, los agricultores, los pescadores, la cultura, la sanidad, la educación...

Se pretende generar de esta manera en los individuos y en los colectivos la tranquilidad del pide y se te dará...  Y sería muy recomendable, al respecto, recordar las escenas de la ácida película de Berlanga, Bienvenido Mr. Marshall, en relación con las promesas de la ayuda norteamericana...

Porque luego, cuando sales a la calle, te encuentras con que José ha tenido que cerrar su pequeño comercio, a María no le han pagado el ERTE porque estaba mal gestionado, Julián y Rosa tienen que pedir a Càritas comida para poder subsistir, Milagros, Manuel y cientos más han perdido sus puestos de trabajo..., y así cientos y cientos de hombres y mujeres...

Yo digo lo que he visto - decía el gran poeta León Felipe-  y he visto que  los gritos de angustia de mi pueblo los ahogan con cuentos... Y esto es, ni más ni menos, lo que está comenzando a pasar...

Abogo, pues, por hacer una llamada al compromiso y la acción concreta, más allá de tanos cuentos y promesas vanas...

Piense cada uno, por ejemplo, a qué persona concreta que necesite algo puede acercarse para ofrecerle afecto, cariño, comida o dinero, y únase a una causa común de denuncia y acción para que la solidaridad derive en hechos y realidades efectivas... Lo que no consiga el pueblo no se lo darán los gobiernos...

Es hora, pues, de volver a recordar la conocida consigna: muchas personas, haciendo cosas pequeñas, en lugares pequeños, pueden ir cambiando el mundo...

¿Quién se apunta?