Horizonte
espiritual
Aún quienes piensan que la ciencia es capaz de llegar a la explicación de todas las cosas, tendrán que admitir que los científicos no dudan en afirmar que en todos los seres humanos hay una dimensión espiritual que va más allá de los raciocinios y argumentos puramente intelectuales...
¿Quién no se pregunta, por ejemplo, alguna vez, qué quiero hacer con mi vida?
O ¿Qué creo que me puede hacer feliz?
¿Cómo afrontar los desencantos y
fracasos que a veces ofrece la existencia?
¿Qué sentido tiene mi vida?
¿Hay algo más en el mundo y en mi mismo más allá de lo que ven mis ojos?
Es obvio que las respuestas a éstos y
otros interrogantes no las pueden dar solamente las realidades y los
acontecimientos humanos…
¿Son solamente humanos o materiales, por ejemplo, el amor, la
solidaridad, el sacrificio, o la esperanza? ¿De dónde y por qué nacen?
Existe una confusión permanente entre
lo sagrado, lo trascendente, o lo denominado religioso, y el horizonte
espiritual en el que cada persona sitúa su vida, más allá de sus creencias…
Por eso, cultivar la espiritualidad
puede hacerse también en la reflexión en silencio frente al mar; en la
admiración de la naturaleza; en el encuentro consigo mismo; y, sobre todo,
deteniendo el rito frenético a que nos aboca la vida para hacer una parada
serena y auto-preguntarse: ¿por qué no acabo de estar satisfecho
espiritualmente? Y no tener miedo a las respuestas que nos ofrezca nuestro
interior.
Es muy importante auto escucharse. Os invito a hacerlo.