sábado, 30 de mayo de 2020

Sentido colectivo - La Puntilla - 31 de mayo de 2020





Sentido colectivo

Los más optimistas pensaban que las cosas, al menos algunas, iban a cambiar después del Covid-19, pero no se auguran buenas perspectivas…

Una vez se ha aflojado el temor al virus y se han abierto paulatinamente las puertas del confinamiento se ha podido comprobar, por ejemplo, que la cultura del sentido colectivo está todavía bastante alejada de nuestra práctica habitual.

Privan el individualismo y la irresponsabilidad social como praxis excesivamente repetida en nuestra manera de actuar…

Imágenes ofrecidas estos días en los medios de comunicación han mostrado que en muchos ciudadanos el interés y la preocupación por los demás está ausente de sus vidas.

¡Qué rápidamente se han olvidado los miles de muertes que ha provocado no sólo la pandemia, sino también la situación precaria del sistema sanitario, la densidad de nuestras ciudades, el caos urbanístico, las constantes agresiones a la naturaleza, y la injusta distribución de los bienes materiales...!

Se han visto manifestaciones politizadas sin guardar la debida distancia y seguridad, y hemos observado innumerables personas sin mascarillas, a la vez que bares y playas se llenan sin guardar las debidas precauciones…

Ha prevalecido la cultura del mientras a mí no me pase nada, allá los demás, y si me pasa, mala suerte… Y nos llenamos la boca, quizá, proclamando que la mayoría ha sido muy responsable…, aunque nosotros no hayamos actuado como esa mayoría…

Y si ahora más que nunca hay que volver a solicitar el sentido colectivo de la convivencia y la cultura de la solidaridad es porque la que nos va a caer en el ámbito de la economía va a ser mucho más punzante que el desdichado Covid-19…

Siempre me ha hecho pensar una frase de Luther King: Hemos aprendido a volar como los pájaros y a nadar como los peces, pero no hemos aprendido el sencillo arte de vivir como hermanos...

sábado, 23 de mayo de 2020

SUEÑOS - La Puntilla, 24 de mayo de 2020



SUEÑOS

Una de las piezas literarias señeras en la historia de los Estados Unidos es, sin duda, el famoso sueño de Martin Luther King.

El 28 de agosto de 1963, ante más de 200.000 personas, en la denominada Gran marcha sobre Washington, King lanzaba su famoso discurso reivindicativo Tengo un sueño, que le llevaría a la muerte casi cinco años más tarde, el 4 de abril de 1968.

Evoco hoy este hito histórico porque, tras ya más de dos meses de confinamiento, he podido leer estos días muchos y variados sueños de personas que, en el deseo, auguran un mundo distinto después de esta pandemia.

La lista de sueños y deseos es muy amplia e implican, en resumen, profundos cambios radicales, estructurales, sociales, ecológicos, religiosos, etc. 

Es obvio que el Covid-19 ha sido un mazazo de alerta sobre el mundo y nos ha hecho ver que muchas cosas no iban bien. Que no podemos seguir maltratando la casa común de la tierra, que no pueden ser los bienes materiales los máximos árbitros de la convivencia, que ha de ser el respeto y el trato igualitario entre las personas la garantía de la paz.

Estos días todos hemos soñado en un mundo más humano, más justo, más feliz...

¿Se irán haciendo realidad algunos de nuestros sueños?

En el drama más famoso de la literatura en lengua castellana (La vida es sueño), Segismundo, en su célebre soliloquio, acuñó la famosa frase que advierte que los sueños, sueños son...Y en muchos casos, por desgracia, será una realidad...

Otros, sin embargo, advirtieron, en su momento, que el futuro pertenece a los que creen en la belleza de sus sueños... Y no cabe duda que muchos de los sueños que se han manifestado en estos días de confinamiento están dotados de una sugestiva belleza...

Pero yo, como un signo de esperanza, y, a la vez, como un reto que a todos nos atañe, me quedaría con la consigna de Paulo Coelho: nunca desistas de un sueño, pero trata de ver las señales que te llevan a él....y síguelas...

sábado, 16 de mayo de 2020

DISTANCIAS - La Puntilla - 17 de mayo de 2020



DISTANCIAS

Las recomendaciones para evitar los contagios del Covid-19 insisten en evitar la proximidad entre las personas. Y el símbolo no puede ser más desalentador. Porque si de algo padecía ya nuestra convivencia era precisamente de una creciente lejanía entre las personas...

Se me dirá, lógicamente, que una cosa es el acercamiento físico y otra muy distinta la empatía y la preocupación por los demás, y es cierto, pero cuidado con la simbología...

Qué veremos, ¿unas personas extraña y temporalmente distanciadas entre sí, o la expresión pública de unas personas que se ignoran y se distancian de manera permanente?

Siempre he pensado que el amor al prójimo era la expresión de intentar hacer próximo al que está lejos, y creo que ahora más que nunca, y más allá de motivaciones religiosas, es el momento de ejercitar esta necesaria proximidad.

Tras la pandemia habrá, ciertamente, que reinventar muchas cosas, y será bueno proveerse del suficiente equipaje de pensamiento para fomentar nuestra creatividad.

Por ejemplo:

- recordar y convencerse de que una cosa es la distancia y otra muy distinta estar lejos...

- que las distancias pueden ser temporales, pero que el amor auténtico no conoce fronteras ni distancias...

- que de quien hay que tomar distancia muy acertadamente, y en muchas ocasiones, es de sí mismo...

- que lo que verdaderamente separa a las personas no son las distancias, sino las actitudes

- que la distancia no es la ausencia ni el olvido...

- que los mensajes electrónicos inertes nunca pueden suplir la intimidad y los matices de una voz

        Guardemos las distancias, pero no matemos el valor de la cercanía personal

sábado, 9 de mayo de 2020

LÍMITES - La Puntilla - 10 de mayo de 2020



LÍMITES


Hay palabras en el diccionario que no suelen gustar al ser humano. Por ejemplo, la palabra límite y algunos de sus sinónimos como coto, limitación, tope, etc. 

El espectacular desarrollo tecnológico de los últimos tiempos había hecho crecer, sobre todo entre las generaciones más recientes, la idea de que las realidades ya no tenían límites...

Pero he aquí que una realidad tan diminuta como un virus nos ha hecho caer en la cuenta, a todos, de que las limitaciones de todo tipo existen.

Y he aquí una de las mejores experiencias que podemos entresacar de esta pandemia que estamos viviendo.

Porque estamos comprobando que

–el ser humano no es omnipotente
–el consumismo tiene sus límites
–la sociedad competitiva deshumaniza
–el pansexualismo degrada el amor verdadero
–la cuantificación no se corresponde con la cualificación
–el futuro nadie lo tiene asegurado
–la autoestima exagerada no es una virtud sino un engaño
–el dinero y el poder no acarrean necesariamente la felicidad
–la ciencia tiene sus límites
–el bienestar no sólo tiene identidad material...

La lista podría alargarse casi indefinidamente y será  muy positivo que cada cual plasme en un papel las experiencias interiores vividas durante estos ya largos días...

Si la historia es maestra de la vida alguien se encargará algún día de comprobar en el futuro qué aprendió de la pandemia del Covid-19 aquella generación del año 2020, o sea nosotros.