sábado, 25 de abril de 2020

Normalidad... La Puntilla, 26 de abril de 2020


NORMALIDAD

        La prolongada duración del confinamiento provoca un cierto clamor por la vuelta a la normalidad…
         
         Pero, ¿de qué normalidad se trata?

Los académicos de la lengua se las ven y se las desean para definir el concepto de normalidad y suelen despachar su definición con un breve apunte: « cualidad de normal… »
Y aquí viene la incógnita: ¿qué es lo normal ? Y también aquí vuelven a estrujar sus ilustradas mentes para decirnos: -lo que se halla en su estado natural; lo que sirve de norma o regla; lo que por su naturaleza, forma o magnitud se ajusta a ciertas normas fijadas de antemano…

Total, que por el camino de las definiciones no sé si vamos a llegar demasiado lejos… 
Y es que en el ambiente flota hoy un clamoroso deseo de volver a una normalidad bastante diferente de la que vivíamos antes del azote pandémico del coronavirus…, acogiéndonos tal vez a la magistral definición de Van Gogh sobre la normalidad: « un camino pavimentado, cómodo para caminar, pero que en el no crecen las flores…» Y parece ser que para muchos esta experiencia del confinamiento ha servido para abrir los ojos de que las flores son muy necesarias...

Las flores, por ejemplo, de la ternura, la solidaridad, el respeto a la naturaleza, la buena convivencia, la cultura, la música, la poesía, el amor, la aceptación de la diversidad, y tantas otras flores del jardín del mundo…

Todos aquellos que caen en la tentación de erigirse en definidores absolutos de la normalidad, imponiendo su concepto a los demás, debieran reconsiderar, por ejemplo, que aquello que resulta tal vez normal para una araña es un caos para una mosca… Y es que el primer principio de normalidad es el absoluto respeto a la diversidad de los seres humanos.

Quienes tan ardientemente deseamos volver a la normalidad deberíamos reconsiderar qué significan estas palabras… Porque tal vez lo que deseamos verdaderamente es empezar caminos de anormalidad…


sábado, 18 de abril de 2020

EL DESPUËS... La Puntilla - 18 de abril de 2020



EL DESPUÉS...

A mi generación, como también a otras generaciones más jóvenes, incluso actuales, nos dieron las palabras, pero no nos enseñaron su significado, ni el alcance de sus exigencias. Y las palabras no se dicen, sino que cobran entidad cuando se hacen... Juan Ramón Jiménez repetía con frecuencia de que su palabra poética aún no estaba plenamente hecha...Y es que estamos demasiado albergados de excesivas palabras vacías que se lleva el viento...

Nos dijeron, por ejemplo, en pleno nacionalcatolicismo, donde todo se sacralizaba, y se dice hoy también, en plena laicidad, que las cuatro virtudes esenciales para una buena convivencia (el catecismo las llamaba cardinales, del latín cardo, que significa gozne, porque se las consideraba el quicio de la puerta de la vida), eran la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza...
La herencia de este pensamiento proviene de Platón, fue matizado después por Aristóteles e incorporado hoy al pensamiento moderno por autores como Nicolai Hartmann, Josef Pieper y nuestro estimado López Aranguren...

Y si escribo hoy sobre este tema es porque pienso que lo peor de esta pandemia que estamos padeciendo aún está por venir...  Y me pregunto: seremos capaces de rehacer todos los efectos morales y sociales que ha provocado esta crisis mundial?

Cabe pensar que sí, pero siempre que surjan y proliferen

– hombres y mujeres sensatos, capaces de discernir el bien del mal (prudencia)
– hombres y mujeres comprometidos para que todo el mundo tenga lo que le corresponde                                                                                                                                      (justicia)
– mujeres y hombres que superen los miedos y temores que paralizan el compromiso
                                                                                                                                 (fortaleza)
– mujeres y hombres en los que el equilibrio de la razón modere impulsos y emociones                                                                                                                                       (templanza)

La historia es maestra de la vida, y en mi ciudad, Barcelona, en la terrible pandemia mundial de la gripe de los años 1918-1920 murieron 22.767 personas (el 3,5 por ciento de la población de entonces)...Tras la crisis siguió el pistolerismo, la dictadura y el caos social...; pero nueve años más tarde, en 1929, Barcelona se mostraba al mundo como la gran capital europea en la Exposición Universal...Habían surgido hombres y mujeres  comprometidos en la buena convivencia. Esperemos que ahora también...

sábado, 11 de abril de 2020

SOBREVIVIR - La Puntilla - 12 de abril de 2020


SOBREVIVIR

Escribió Miguel de Unamuno que no hay más que un modo noble de vivir, y es el ansia de sobrevivir...

Está claro, pues, que en esta pandemia que estamos viviendo todos intentamos, a nuestra manera, sobrevivir, es decir, como dice el diccionario, vivir en condiciones adversas...

Y como dicen que la adversidad es maestra de vida, podemos preguntarnos: ¿qué estamos aprendiendo con la experiencia de este confinamiento?

Cada uno tendrá su lista y es un buen ejercicio elaborarla por escrito.

Por ejemplo:

– que solamente los sueños no sirven para vivir, ni tampoco para sobrevivir, y la realidad se impone...

– que las experiencias superadas nos hacen cada vez más fuertes

– que las carencias nos enseñan a saber valorar más lo que tenemos

–  que quien no vive para servir difícilmente servirá para vivir y/o sobrevivir

  que es en la adversidad donde se conocen las verdaderas amistades y las personas que nos aman de verdad

–  que la vida resulta más verdaderamente feliz cuando es compartida...

que las situaciones difíciles son una gran ocasión para salir de nuestras comodidades

que el ejercicio de la solidaridad es la mejor expresión del humanismo

que la práctica del silencio, la lectura y la reflexión nos enriquecen interiormente

–  que la convivencia cercana nos ayuda a descubrir la riqueza de las personas con las que convivimos.
  
                                         Y la lista se puede seguir alargando...                                                                                                

sábado, 4 de abril de 2020

ANONIMATO - La Puntilla, 5 de abril de 2020



ANONIMATO

Estamos habituados a que la Historia se nos presente como una sucesión de hombres y mujeres con nombre y apellidos, que tuvieron algo que ver, para bien o para mal, en el devenir de la humanidad.

Y, sin embargo, el mundo está configurado, también para bien o para mal, por el anonimato.
Son mayoría los hombres y mujeres anónimos que aportan a la humanidad lo peor o lo mejor de sí mismos...

Anónima es la obra de la que se desconoce su autor o autora
Anónima es la persona de la que se desconoce su nombre.

Al hilo de estas definiciones, ¿cuántas obras buenas o malas de las que se desconoce su autoría?; ¿cuántas personas, que nos aman o nos desprecian, de las que no sabemos su nombre?

Y si llevamos esta reflexión al ámbito de la solidaridad, ¿no es bien cierto que la más verdadera, la más auténtica solidaridad es que se hace desde el anonimato?

Estamos viviendo un tiempo difícil en el que es decisiva, para bien o para mal, la conducta de todas las personas, conozcamos o no su nombre, pero es muy especial la conducta de aquellas de las que desconocemos su nombre... 
Como es el momento, también, del agradecimiento a cuantas personas, desde el anonimato de sus nombres, lo están dando todo, aún a riesgo de su propia vida, para el cuidado y el bien de los demás...

Virginia Wolf afirmaba que lo que más le agradaba de las mujeres era su integridad y su anonimato, y conviene recordarlo en un momento en que tantas madres, enfermeras, cuidadoras, empleadas de limpieza, maestras, y trabajadoras varias, todas ellas anónimas, están entregando lo mejor de sus vidas para paliar el dolor del ser humano.

El anonimato merece algo más que un aplauso...