sábado, 28 de noviembre de 2020

INTEGRACION - La Puntilla - 29 de noviembre de 2020

 INTEGRACION

La crisis económica que padecemos, agravada por la pandemia,  provoca que miles de personas llamen a las puertas de una existencia más humana y más digna.

Pensemos, por ejemplo, en los colectivos procedentes del paro y de los desahucios, así como en los emigrantes que huyen de sus países en búsqueda de mejores oportunidades de vida. Así, como una muestra más, los miles de africanos llegados a Canarias...

Y la sociedad, ante estas situaciones, es obvio que ha de plantearse cómo integrar en una vida digna  a todos esos seres humanos.

Ahora bien, ¿en qué ha de consistir esa integración?

Porque si negativa resulta la degradación de la moneda, mucho más grave es la degradación de las palabras; y hoy asistimos al triste espectáculo de palabras que han perdido su verdadero y auténtico significado.

Así, integración, por ejemplo, no es explotar la fuerza de trabajo de las personas retribuyéndolo con salario indignos...

Integración no es desconocer y menospreciar la cultura de colectivos que no pertenecen a nuestro entorno idiomático y cultural

Integración no es atribuir a esos otros la autoría de la mayoría de delincuencias y violencias...

La auténtica integración es algo tan simple y profundo como tratar a esos otros de igual manera que queremos ser tratados nosotros...

Cuando la Revolución francesa coreaba Libertad, igualdad y fraternidad exponía tres valores que son elementales y básicos en cualquier auténtica integración social.

Menos palabras y más hechos.

sábado, 21 de noviembre de 2020

LUDOPATAS - La Puntilla - 22 de noviembre de 2020

 LUDOPATAS

Me lo comenta un buen amigo sociólogo: « la crisis económica que aqueja a tantas personas por culpa de la pandemia va a potenciar extraordinariamente la ludopatia...»

Y, en efecto, estamos asistiendo ya a una verdadera explosión de ofertas para poder subsistir mediante el azar favorable...

El núcleo del jugador neurótico y compulsivo es éste precisamente: creer que el dios azar, mediante el correspondiente culto a los naipes, la ruleta, la primitiva, las loterías, los ciegos, la primitiva, el bingo, las quinielas, el resultado de los partidos de futbol y un largo y amplio etcétera nos va a solucionar el futuro...

La práctica del juego está destrozando hoy a muchas personas y muchas familias...

Da la sensación de que una sociedad secularizada y apartada de la creencia en un Dios transcendente se ha puesto en manos del ídolo de la suerte sobrevenida sin méritos ni esfuerzos...

Los ludópatas se gastan, en muchas ocasiones, lo que tienen y lo que no tienen, siempre con la esperanza de controlar el azar.

Jugamos y apostamos porque no nos conformamos con el juego convencional de la vida, que nos empuja a conseguir lo que deseamos mediante la preparación, el esfuerzo y la oportunidad.

La suerte - ha escrito alguien- es la realidad en la que se entrecruzan los caminos del talento, el trabajo, el sacrificio y la perseverancia. La única y verdadera suerte es la que llega a quien de verdad la busca.

No caigamos en el engaño de que una crisis económica, que tiene causas y efectos, se soluciona si nos bendice el azar. Un azar que, por definición, es incontrolable.


sábado, 14 de noviembre de 2020

CULTURA - La Puntilla - 15 de noviembre de 2020

 

CULTURA

Entre los colectivos airados por las decisiones político-sanitarias impuestas para paliar la epidemia del Covid-19 se halla el autodenominado mundo de la cultura...

Pero da la sensación, una vez más, de que se juega con las palabras y se nos pretende engañar con falsas definiciones...

Porque los que se erigen en perjudicados por las restricciones culturales parecen ser, sobre todo, quienes nos ofrecen teatro, cine, conciertos, ballet y discotecas, como si la cultura sólo se manifestara y adquiriera en estos espectáculos.

¿Evita la pandemia leer un buen libro, saborear buena poesía, escuchar música en casa, escoger una buena película en la televisión, dedicarse a pintar o a tocar el piano...?

El problema fundamental radica en el hecho de que la supuesta cultura tan necesaria para el desarrollo integral de las personas ha caído, como casi todas las realidades, en las jarras insaciables del poder económico y es éste el que impone los gustos y maneras que le ofrecen ganancias...

Hace unos años hice una encuesta entre alumnos universitarios sobre qué significaba para ellos la expresión cultura para el pueblo, y entre las respuestas recibidas había una cierta unanimidad en afirmar que todo lo que se dirija al pueblo tiene que tener como primera finalidad una enseñanza no lucrativa...

A muchos de los que se quejan de que la cultura que ofrecen se ve impedida por la pandemia tal vez les interesa mucho más su propio negocio que no el hecho de que la cultura llegue al pueblo...

Y la cultura ha de servir siempre para hacer más libre al ser humano, no para esclavizarlo ni autodirigirlo...

 

sábado, 7 de noviembre de 2020

SOBRE LA VERDAD - La Puntilla - 8 de noviembre 2020

 SOBRE LA VERDAD


 Me lo enseñaron en los estudios de periodismo: los hechos son sagrados; las opiniones e interpretaciones son libres...

He recordado una vez más este eslogan porque andan estos días los medios de comunicación  revueltos sobre el proyecto del gobierno de crear un Ministerio de la verdad que decida cuando una información es o no un bulo, o, como dicen los ingleses, cuando se trata de una fake new...

Y viendo el título del supuesto Ministerio me ha venido a la mente la inmortal frase de Pilato, el gobernador romano: ¿y qué es la verdad?...

Antonio Machado ha venido en mi ayuda: la verdad es la que es y sigue siendo verdad aunque se piense al revés... Y más aún con su conocida recomendación: tu verdad, no; la verdad, y ven conmigo a buscarla...La tuya, guarte-la...

Vaya, parece que empezamos a reaccionar ante una sociedad cada vez más agitada y convulsa por una de las peores consecuencias de las nuevas tecnologías, como es el hecho de que cualquiera puede ser comunicador de sus propias interpretaciones.

Porque el problema auténtico está en las interpretaciones que cada uno hace de los hechos, convirtiéndolos en su propia verdad... Y aquí es donde volvemos a lo que me enseñaron en los estudios de periodismo: las opiniones e interpretaciones son libres, pero no quiere decir que sean la verdad...

Erigirse en poseedores exclusivos de la verdad ha sido siempre la tentación, muy deshonesta por cierto, sobre todo de quienes tienen poder y luchan denodadamente por justificarlo y mantenerlo.

Si queremos acercarnos a la verdad no podemos renunciar a la capacidad crítica, y ésta, por desgracia, no suele abundar.