Creíbles…
Siempre se ha dicho que ser creíble es
uno de los grandes tesoros que puede alcanzar una persona.
Pero la credibilidad hay que ganarla, y
está muy relacionada con la honestidad, la prudencia, el compromiso y el
conocimiento. Fijémonos atentamente en estos cuatro pilares.
¿Quiénes no merecen hoy credibilidad?
Los que defraudan lo que se espera de ellos, los charlatanes, los que no
respetan los puntos de vista de los demás, los que hablan sin saber, los que no
asumen sus errores y los que faltan a sus palabras y a sus compromisos…
Escribo hoy sobre este tema porque creo
que estamos en una sociedad donde abunda poco la credibilidad; e incluso un
obispo (Pedro Casaldáliga) alertaba siempre a los creyentes que no fueran solamente
creyentes, sino también creíbles…
¿Y qué decir de los políticos y
gestores que prometen, pero no cumplen; hablan y no son coherentes con sus
palabras; y cuidan su imagen, pero caen en el error de que la imagen sirva
solamente para enmascarar sus conductas…?
La credibilidad es muy frágil y aunque
se tarda mucho tiempo en adquirirla, es muy fácil perderla.
La credibilidad, en fin, es básica y
fundamental para emprender cualquier tipo de cambio efectivo y real. Y hoy
nuestra sociedad necesita muchos cambios…
Seamos creíbles…
