Deshumanizados...
Al tener que renunciar al carnet de
conducir he tenido que pasar a ser usuario habitual, como la mayoría de las
personas, de los transportes públicos (tren, autobús y metro), y es en ellos,
donde, aparte de las frecuentes irregularidades con que nos obsequian, he
podido comprobar el actual dominio absoluto de la deshumanización.
Sólo cabe observar el espectáculo.
El poder que atenaza hoy a las
personas es el móvil. El es el dios absoluto que absorbe el interés de los
viajeros. La lectura o la conversación han sido desterrados. Triunfan los
artilugios que ofrecen música, películas, o sexo…Y el hecho provoca,
evidentemente, que las personas sean absolutamente ignoradas.
Los asientos, por ejemplo, de los vehículos son avaramente buscados para
reposar los culos y también, si están vacíos, las patas, aunque
luego hayan de ser utilizados por otros viajeros. Lo importante es estar
cómodos para rendir culto al móvil.
Ah, y a las personas mayores,
aunque tengan, por ejemplo en los autobuses, unas plazas reservadas, nada de
nada… Que se
aguanten, que a mí sólo me interesa estar a gusto con mi móvil… Y los niños que aprendan
desde pequeños que lo importante en la vida es luchar por sus propios intereses
y que, por lo tanto, para su propia comodidad, tampoco respeten los asientos
dedicados a los mayores…
La deshumanización de nuestra
sociedad es más que alarmante. Las situaciones de las personas, y las personas
como tales, cada vez importan menos… Es el menosprecio absoluto.
Que triunfe, pues, si eso
es triunfar, la tecnología que nos ha hecho inhumanos...
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