La
palabra
No
cabe duda de que uno de los grandes valores del ser humano es el don de la
palabra.
Oímos y decimos palabras y aspiramos a
ser siempre dueños de nuestras palabras; y la palabra es, sin duda, la gran
herramienta de nuestra comunicación.
Pero hoy, sin embargo, y sobre todo en
nuestro entorno social, existe un gran desprestigio de la palabra.
Nuestras palabras debieran ser vividas,
sinceras, positivas y optimistas, y, sin embargo, abundan demasiado las
palabras vacías, falsas, negativas y pesimistas.
Se impone, pues, una reflexión sobre el
tema.
Siempre se ha dicho que es mejor ser
rey de nuestros silencios que esclavos de nuestras palabras, pero nos suelen
gustar poco los silencios, sobre todo si son expresión de nuestras limitaciones
y de nuestras ignorancias.
Detestamos, en teoría, las palabras
vacías, pero no aceptamos renunciar a nuestra opinión para no pasar desapercibidos.
Queremos dar la impresión de que podemos opinar sobre cualquier tema, aunque
carezcamos del bagaje necesario para aportar algo positivo.
Asistimos hoy, más que nunca, a la
multiplicación de palabras que se lleva el viento porque no van acompañadas, en
modo alguno, de hechos y realidades, tanto en la vida personal, como en la vida
social y política…
El reto está planteado: lo que resulta
verdaderamente difícil (y muy necesario sobre todo hoy) es poder de acuerdo el
pensamiento, la palabra y los hechos… Intentémoslo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario