Abuso
de la palabra...
Existe hoy en nuestro mundo un
alarmante exceso de palabras; o, lo que viene a ser lo mismo, un manifiesto
abuso de la palabra…
La palabra es uno de los grandes medios
de comunicación del ser humano, pero la palabra se degrada en sí misma cuando
se transforma en publicidad interesada y con afán de manipulación…
Cuántas veces asistimos hoy, por
ejemplo, a conversaciones que no pretenden dialogar (palabra a través), sino
imponer el propio pensamiento a los demás…
Es cierto que la palabra se necesita
para hacer política e, incluso para transmitir la fe, pero hoy es utilizada
muchas veces para imponer productos políticos o religiosos, con lo cual es
lógico que la palabra pierde claramente su valor…
Por otra parte, de qué manera se ha
olvidado que, para entendernos de verdad los humanos, antes de hablar tenemos
que empezar por definir las palabras, no sea que nos pasemos el tiempo
(como tantas veces pasa) hablando teóricamente de lo mismo, cuando estamos
hablando de cosas muy distintas…
Afortunadamente, con todo, tenemos
todavía un criterio muy claro para comprobar el buen o mal uso de las palabras,
y es el aforismo que afirma: dime como actúas y te diré cómo eres, es
decir: las palabras tienen autenticidad si se traducen en hechos coherentes con
su la conducta de quien las pronuncia.
Es un desafío permanente.