sábado, 2 de marzo de 2019

La Puntilla, 3 de marzo de 2019 - ¿VERDAD, O POSVERDAD?



¿VERDAD, O POSVERDAD?


He escrito ya alguna que otra vez sobre este concepto de posverdad, muy presente en nuestra sociedad actual.

Se trata de un neologismo, admitido recientemente por la Real Academia de la Lengua, para indicar una actitud de distorsionar deliberadamente una realidad, a fin de influir en las emociones, creencias o deseos de quien nos oye. Alguien la ha definido como la mentira emotiva...  Se trata, por lo tanto, de suplantar la verdad, que se basa en hechos objetivos, por la apariencia de verdad, de manera que esta sea más importante que la verdad misma.

Y si vuelvo a escribir hoy sobre este tema es porque ante el espectáculo al que estamos asistiendo en estos días en relación con el juicio que se está desarrollando en el Tribunal Supremo, son muchas las personas que se preguntan:

– Si a los testigos se les pide que prometan o juren que van a decir la verdad, ¿cómo es que son diversos los testigos que manifiestamente la ocultan, o dicen simplemente no acordarse de nada?

Este hecho, mucho más allá de intereses o partidismos políticos, es preocupante y viene a dar la razón a quienes se preguntan si no estarán sustituyendo la verdad que se les pide, por la posverdad interesada...

Alguien escribió que cuando uno se declara ignorante su auténtica enfermedad es que ignora su propia ignorancia...

Sobre la verdad se han escrito páginas y páginas; y desde el famoso gobernador romano que preguntó ¿y qué es la verdad?,  hasta el inolvidable Machado que reivindicaba ni tu verdad, ni la mía, sino la verdad...todos nos hemos preguntado muchas veces por este irrenunciable concepto que marca la vida de la sociedad y de las relaciones humanas... Y lo que no es de recibo es que la reduzcamos a la posverdad de los propios intereses. Y mucho menos es una actitud ética.

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