PROMESAS AL VIENTO
Como era de esperar ha comenzado una feroz campaña de adormecimiento...
Conscientes de la grave situación económica en que nos ha dejado la pandemia del Covid-19, Europa y los gobiernos estatales y autonòmicos se apresuran estos días a lanzar al viento promesas y más promesas...
Habrá, se dice. millones y millones para el sector automovilístico, los agricultores, los pescadores, la cultura, la sanidad, la educación...
Se pretende generar de esta manera en los individuos y en los colectivos la tranquilidad del pide y se te dará... Y sería muy recomendable, al respecto, recordar las escenas de la ácida película de Berlanga, Bienvenido Mr. Marshall, en relación con las promesas de la ayuda norteamericana...
Porque luego, cuando sales a la calle, te encuentras con que José ha tenido que cerrar su pequeño comercio, a María no le han pagado el ERTE porque estaba mal gestionado, Julián y Rosa tienen que pedir a Càritas comida para poder subsistir, Milagros, Manuel y cientos más han perdido sus puestos de trabajo..., y así cientos y cientos de hombres y mujeres...
Yo digo lo que he visto - decía el gran poeta León Felipe- y he visto que los gritos de angustia de mi pueblo los ahogan con cuentos... Y esto es, ni más ni menos, lo que está comenzando a pasar...
Abogo, pues, por hacer una llamada al compromiso y la acción concreta, más allá de tanos cuentos y promesas vanas...
Piense cada uno, por ejemplo, a qué persona concreta que necesite algo puede acercarse para ofrecerle afecto, cariño, comida o dinero, y únase a una causa común de denuncia y acción para que la solidaridad derive en hechos y realidades efectivas... Lo que no consiga el pueblo no se lo darán los gobiernos...
Es hora, pues, de volver a recordar la conocida consigna: muchas personas, haciendo cosas pequeñas, en lugares pequeños, pueden ir cambiando el mundo...
¿Quién se apunta?
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