VOLUNTARIADO
A
pesar del nefasto criterio periodístico según el cual sólo son noticia las
malas noticias, escucho en televisión una afirmación
esperanzadora: el número de voluntarios ha aumentado en dos
millones de personas, con ocasión de las emergencias causadas por la pandemia
del Covid-19...
Lo
afirma Luciano Poyato, presidente del Voluntariado de España, con ocasión del
Día Mundial del Voluntariado, recientemente celebrado.
Para
reflexionar sobre el tema se necesitan más datos, pero a bote pronto surgen, a
la vez, algunas constataciones y algunos interrogantes.
Las
constataciones son, por ejemplo, el hecho de que las cifras del voluntariado se
han equilibrado entre mujeres y hombres: un 53 por ciento de mujeres, y un 47
por ciento de hombres; y también el hecho de que normalmente los voluntarios
proceden de un medio socioeconómico medio-alto.
Y
los interrogantes, de los que suele carecerse información, son: entre dos millones
más de voluntarios, ¿cuántos jóvenes entre 14 y 24 años? Y ¿cuántos
mayores de 65 años...? Surge esta última pregunta, por ejemplo, porque en estos
momentos la población española que supera los 65 años es de 9 millones y medio
de personas...
Pero
volvamos a la noticia del aumento de voluntarios, que es lo que verdaderamente
constituye una bocanada de aire fresco. La empatía humana conduce a
la acción, y no hay humanidad sin solidaridad.
El
voluntariado abarca realidades muy diferentes, pero lo que es esperanzador es
que las personas experimentemos que no hay sensación que más libere que el
hecho de ayudar a alguien...
De
muy joven aprendí la frase de Khalil Gibran: dormí y soñé que la vida
es alegría. Me desperté y vi que la vida es servicio. Serví y vi que el
servicio es alegría... Y alguien me comentó: y el que no sirve
para servir es bastante probable que no sirva para nada...
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