viernes, 25 de octubre de 2024

Y usted, ¿qué piensa?... La Puntilla, 26 de octubre de 2024

 

Y usted, ¿qué piensa…?

         La vida me ha enseñado que cuando alguien te lanza la pregunta ¿qué piensas? has de ponerte en guardia para posibles controversias…

         Me ha sucedido, por ejemplo, esta semana, a raíz de la noticia de que un político acusado de delito sexual ha dejado su escaño de diputado.

         Sobre el tema, por supuesto, hay opiniones para todos los gustos, pero a mí, como periodista, se me exige un análisis un poco más reflexionado.

         Por lo tanto, además de expresar mi indignación y repulsa, quisiera añadir algunos matices. Por ejemplo:

         –¿Hay quién se escandaliza especialmente porque este señor fuera de izquierdas? ¿Es que acaso están exentos los de derechas de situaciones semejantes?

         –Me parece, por lo tanto, muy desafortunado que el debate se lleve a la política, –como, de hecho, se está llevando– cuando lo que está en primera línea –y lo único que verdaderamente interesa– es el agravio que sufren las mujeres que se han visto y se ven en situaciones semejantes, vengan de donde vinieren…

         –El inveterado machismo, fomentado durante años y años en la vida educativa y cultural española, no se arregla con la búsqueda de culpables, sino con un decidido empeño en fomentar una nueva cultura que sea respetuosa e igualitaria para ambos sexos y no sólo en el ámbito sexual, sino también en el trabajo, en casa, en la escuela, etc. etc. Igualdad de género siempre…

         ¡Qué importante leer hoy a Simone Weil¡: “La igualdad es una necesidad vital del alma humana. La misma cantidad de respeto y de atención se debe a todo ser humano, porque el respeto no tiene grados…”

 

 

viernes, 18 de octubre de 2024

Esperanzados... La Puntilla, 20 de octubre de 2024

 

Esperanzados…

 

          Una compañera periodista me ofrece un pensamiento muy sugerente:

         –Antes muchas personas, sobre todo mujeres, carecían de bienes materiales, pero tenían esperanza… Ahora la gente tiene más o menos bienes, pero carece de esperanza…

         El tema da para una reflexión.   

         Porque es muy cierto que hoy nuestro mundo necesita una gran dosis de esperanza, o, al menos, de realismo esperanzado…

         El diccionario no duda en afirmar que la esperanza es el estado de ánimo que surge cuando se presenta como alcanzable algo que se desea.

         Sin embargo, una mirada a nuestro alrededor nos hace ver que hoy son muchas las personas – y también incluso personas jóvenes- que se refugian en la ansiedad de no saber hacer frente a las situaciones adversas y desesperanzarse.

         Hay como una cierta desesperanza aprendida que inhibe nuestra manera de afrontar las dificultades, y es que, en definitiva, puede observarse que son muchas las personas que

         –analizan las cosas no desde la razón, sino desde las emociones negativas que les producen;

         –tienden al aislamiento, cuando estamos llamados a ser seres comunitarios

         –sueñan con objetivos inalcanzables

         –y no son constantes en el esfuerzo y la lucha por cambiar las cosas

         Nietzsche, muy poco sospechoso, por otra parte, de ser una persona muy esperanzada, acuñó, sin embargo, un pensamiento que sigue teniendo mucha validez en el tema que nos ocupa: Quien tiene un por qué podrá hacer frente a todos los cómo…

        

          

        

viernes, 11 de octubre de 2024

Errores... La Puntilla, 12 de octubre de 2024

 

Errores…

         Charles Chaplin (Charlot) solía decir con frecuencia: me gustan mis errores. No quiero renunciar a la deliciosa libertad de equivocarme…; y es muy conocido el axioma latino que proclama errare humanum est, es decir, errar es humano…

         Hoy, sin embargo, los errores se soportan bastante mal, tanto a nivel personal, como a nivel colectivo… Y es que, en definitiva, no resulta fácil gestionarlos…

         Existen personas excesivamente rígidas y estrictas que son incapaces de soportar tanto los propios errores, como los de los demás...

         Como existen también, sin embargo, quienes son muy indulgentes con los errores propios y muy severos e intransigentes con los errores de los demás…

         Y, por supuesto, abundan también, aunque en menor escala, quienes aprenden de los errores y saben rectificar, tarea que dicen que es de sabios…

         Lo que parece, con todo, que no tiene demasiado sentido es cometer dos veces el mismo error; aunque, por lo que se observa, no parece que sea muy fácil evitarlo.

         De la privilegiada inteligencia de Einstein salió un consejo muy sabio: si una persona considera que nunca ha cometido un error es porque nunca ha intentado algo nuevo…

        Pienso que es una observación muy acertada.

 

 

 

viernes, 4 de octubre de 2024

Cultura y práctica ética - La Puntilla, 5 de octubre de 2024

 

Cultura y práctica ética

 

         Me sorprende - y me apena cada vez más- el pobre grado de cultura y práctica ética que observo a mi alrededor; una falta de cultura a la que sigue, por supuesto, una conducta personal y social bastante errónea y perjudicial…

         Oigo, por ejemplo, decir a mucha gente. –es que yo no soy creyente, y por eso a mí los mandamientos y la moral que predican los curas no me interesan nada…

         Y opino:

         –¿Creemos, entonces, que podemos hacer lo que nos dé la gana, sin que existan barreras o limitaciones éticas que lo impidan?

         Creo que nadie, en su justo cabal, pueda negar que, como mínimo, hay que tratar a los demás como deseamos que nos traten a nosotros mismos

         Otra cosa es, naturalmente, si este principio se vive y se practica, y si somos realmente capaces, o lo intentamos, de medir la conducta de las personas con el mismo criterio, o lo cambiamos si se trata de nuestros propios actos, o los de los demás…Es aquello de ver la paja en el ojo ajeno y no la viga en nuestro propio ojo…

         Nos duelen los mínimos daños que nos puedan hacer a nosotros y nos dejan indiferentes las múltiples injusticias que afectan a personas que viven a nuestro alrededor.

         Y lo que resulta aún más notoriamente grave, como advertía la escritora Irene Vallejo recientemente, es que estamos construyendo una sociedad en la que repartimos la culpa y la disculpa en función de las querencias, no de las evidencias; de las adhesiones, y no de las acciones…

        Esta es, sin duda, una muy mala práctica…