Promoción...
Es fácil que al leer esta titular haya hasta tres
tipos de personas que den contenido a esta palabra:
–unos,
más cultos, pensarán que voy a escribir sobre el conjunto de individuos que
hayan obtenido al mismo tiempo un grado o empleo;
–otros,
los futboleros pensarán en los equipos que promocionan de categoría;
–los economistas
y negociantes, sin duda, pensarán en la promoción material de sus productos;
–pero
los lectores a los que quiero dirigirme son los que entienden la promoción como
la mejora integral de las condiciones de vida de las personas; o sea la
promoción humana, económica, política y espiritual de las personas…
Y al
hablar de este tipo de promoción no faltarán quienes piensen que abordar este
tema es una pura utopía, porque las cosas siempre han sido así y en la sociedad
siempre habrá ricos y pobres, favorecidos por la suerte o esclavizados por la
vida…
El
primer gran engaño, en este tema de la promoción, es pensar que todas las
soluciones han de venir desde arriba hacia abajo, y no trabajar desde abajo abordando
a los que tienen en sus manos las posibilidades de equilibrar las diferencias…
Este
es, en el fondo, el gran problema que hace muchas veces inviable la promoción
de las personas y de las estructuras sociales. Porque una cosa es la democracia
representativa y otra muy distinta, la democracia participativa…
Promocionar
es estar al lado de las personas para animarlas y ayudarlas a luchar por sus
mejoras humanas, económicas, políticas y espirituales…
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