Buscar
soluciones...
Alguien ha escrito muy acertadamente
que las obsesiones, las ilusiones y los delirios invaden la realidad,
pero no la sustituyen…
Y es una gran verdad.
Hoy nos hallamos en una sociedad
demasiado envuelta y envolvente, diagnosticada de delirios que, con frecuencia,
se hallan muy alejados de la realidad y de la esperanza en un futuro mejor.
Se confunden los deseos con los hechos,
las ilusiones con las posibilidades, las evidencias con los sueños…
De estas actitudes, naturalmente, sale
dañada, sobre todo, la esperanza en buscar y conseguir soluciones, avances y
mejorías…
La mayoría de los jóvenes, de quienes
cabría esperar, sobre todo, mayor capacidad de querer cambiar las cosas, no
son, en general, malas personas, pero les vence el desánimo y el mal ejemplo de
muchos mayores…
Por otra parte, y para no ser
excesivamente ilusos, para avanzar hay que trabajar siempre desde las minorías
realmente comprometidas, y éstas escasean.
Una desacertada decisión política, o
tal vez muy interesada, sacó de las aulas el estudio de la filosofía, decisión
que ha provocado dejar de nutrir de pensamiento la mente de los jóvenes. ¿Fue una decisión manipulada para dejar
huérfanas las mentes menos contaminadas?
Con todo, todavía hay una esperanza en
el hecho de que en cada oscuridad hay siempre una luz, y en cada lucha hay
siempre una solución…
Es cuestión de decidirse a buscarlas.