El mito de Ícaro
Un día
pregunté a mis alumnos:
–¿Conocéis
el mito de Ícaro?
Sorprendentemente
lo desconocían.
En la
mitología griega, Ícaro es un personaje muy significativo y simboliza el afán
de quienes pretenden llegar demasiado alto y demasiado lejos sin tener las
debidas condiciones para conseguirlo.
La
historia es muy sencilla. Ícaro, con la pretensión de poder volar como los
pájaros, se fabricó unas alas artificiales uniendo con hilo las plumas y
pegándolas a los laterales del cuerpo con cera, con el obvio riesgo de que, si
pretendía volar a demasiada altura, el sol podía derretir la cera e Ícaro caer
al mar, muriendo ahogado, como así sucedió ya que no sabía nadar…
La
divulgación más moderna del mito tiene su aplicación cuando el famoso catedrático
norteamericano Laurence J. Peter estableció su famoso principio según el cual, en
una sociedad jerarquizada, cada cual tiende a ascender hasta el máximo de su
incompetencia…
Hoy, tanto el mito de Ícaro, como el principio de
Peter, están demasiado presentes en nuestra sociedad:
–jóvenes
que pretenden ocupar puestos, y los ocupan, para los que no se han formado debidamente;
–hombres
y mujeres ostentando puestos sociales y políticos para los que no están
preparados, ni se ocupan en prepararse adecuadamente;
–cargos
públicos ocupados por adhesiones, y no por méritos, ni capacidad;
–trabajos
otorgados no a quienes están capacitados, sino a quienes carecen de cualquier
capacidad crítica…
La
lista podría alargarse, y así van las cosas…
Pensar contra la Corrientes de los tiempos es heróico.Decirlo, una locura.(Eugene Ionesco.)
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