sábado, 8 de junio de 2019

La condición humana - La Puntilla, 16 de junio de 2019


LA CONDICIÓN HUMANA

Conozco personas que ante determinadas situaciones tensas y a veces violentas que se producen entre los seres humanos suelen decir: «-es la condición humana».

Aclaremos un poco esta expresión.

El término no es nuevo, aunque han sido, sobre todo recientemente, muchos y variados los autores que han intentado definirlo.

Resumiendo, puede decirse que este concepto viene determinado por la serie de acontecimientos biológicos que son comunes a la mayoría de las vidas humanas y por la manera en que solemos reaccionar los humanos frente a los distintos acontecimientos que nos presenta la vida.

De hecho, distintas religiones y filosofías intentan dar significado a esta condición humana.

Más llanamente podríamos decir que la condición humana viene determinada por la tensión que existe entre la parte corporal y la parte espiritual de la persona humana. Indica las diferentes formas de vivir  y el por qué de todas ellas.

Y está claro que esta condición humana viene determinada por la educación recibida y por el entorno cultural, económico, social, político y jurídico en que cada individuo desarrolla su vida; pero no es menos cierto que somos seres que podemos elegir y que gozamos de una libertad psicológica, que se puede verse condicionada, obstruida y limitada, pero no anulada...

Pascal afirmaba que toda nuestra dignidad está en nuestro pensamiento... Y también en nuestra sensibilidad estética, en nuestra capacidad de emoción, y en nuestra capacidad de comunicación y de diálogo..

La condición humana es ser portadores de una serie de valores morales que podemos desarrollar para conseguir una sociedad donde la ètica, el bien, la bondad y la felicidad sean una realidad.

Es cierto que a lo largo de la filosofía nos hemos movido entre el homo homini lupus («el hombre es un lobo para el hombre») de Hobbes;  y el «el hombre es cosa sagrada para el hombre», de Séneca. En estos dos paradigmas se centran la historia y la cultura política, y en ellas se van configurando las luces y las sombras de nuestra convivencia y los talantes de las personas. Nadie es puro, nadie es perfecto... Esta es, en definitiva, la verdadera condición humana...



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