PRIMAVERA
« ¿Hay
hoy poca espera y demasiada desesperanza?...»
Valga
este interrogante para no dejar pasar por alto, en principio, la lección que
una vez más nos ha vuelto a dar la venida de la primavera.
Sí, la
primavera, cantada hasta el exceso por los poetas como el gozoso retorno de la
brisa suave, el estallido de las flores, la abundancia de los frutos y el canto
alegre de los pájaros, ha llegado puntualmente…
Y
entre las reflexiones que puede suscitar su presencia no es menor la que, en
medio de la situación pandémica que nos envuelve, nos recuerda que las
verdaderas esperanzas, si se buscan y se trabajan, siempre retornan…
« No hay mal que cien años dure» afirma el
refrán, y aunque los más escépticos suelen añadir « ni cuerpo que los resista…», situación que, desventuradamente, ha
sido realidad para muchos de los afectados por el Covid-19, lo cierto es que la
primavera vuelve a ser la mejor demostración de que los inviernos climáticos, y
también los inviernos personales, sociales o políticos, tienen casi siempre
caducidad.
La
primavera, pues, ha de alentar los cuerpos y los espíritus de las personas para
afrontar, al ritmo de la naturaleza, una renacida y renovada esperanza
emocional, para seguir haciendo de nuestras vidas una gozosa aventura de vivir…
A Antonio
Machado, siempre inolvidable, la primavera le recordaba una juventud sin amor, y le estimulaba a meditar, en el intermedio
de su vida, sobre aquella juventud nunca
vivida; y es que, sin duda, la primavera es, para cada cual, una buena
ocasión para renovar nuevos retos y nuevos frutos.
Feliz primavera, pues, para todos.
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