sábado, 24 de abril de 2021

 

LIBROS

 

 

Mi profesor de Sociología (uno aún tuvo “profesores”, mientras que las nuevas generaciones tienen hoy más bien “maestros”) me enseñó que, en cuestión de libros, hay que distinguir entre el libro objeto, que se compra como inversión por su valor material; el libro metro que sirve para decorar las estanterías; el libro signo de cultura, cuya posesión pretende mostrar la inquietud intelectual del adquiriente; el libro funcional, que se emplea como fuente de enseñanza (por ejemplo los libros de texto); y el libro literario, que pretende establecer un diálogo (palabra a través) entre el escritor y sus lectores…

         He recordado esta enumeración porque la actualidad de esta semana la hace prácticamente inevitable, o de inserción obligatoria, como se decía en los viejos tiempos, ya que la fiesta de san Jordi, en versión catalana, y el recuerdo de la muerte de Cervantes, en vertiente castellana, han servido, una vez más, de pretexto para que muchas personas hayan comprado o regalado algún libro…

         Y el hecho no deja de ser significativo, porque cuando, ante la explosión de las nuevas tecnologías digitales, eran muchos los que profetizaban que la vida del libro de papel se había acabado, la visión de tantas personas con un libro en sus manos, recientemente adquirido, no deja de reconfortar y desmentir a los apocalípticos culturales…

         Es obvio que siempre cabe analizar qué tipo de libros ha adquirido la gente, pero, en definitiva, está claro que los libros, en general, siguen teniendo la gran utilidad de avalar y hacer más firme la experiencia de las cosas…

         No cabe duda de que en el desarrollo de la persona uno de los momentos más grandes que suele sucederle es cuando aprende a leer… ¡Con qué gozo recordaremos todos, seguramente, aquel momento…! Pues qué pena no aprovechar esta habilidad…

         La pandemia que tantos signos negativos ha aportado ha sido, tal vez, una nueva ocasión para redescubrir el valor de un buen libro, capaz de hacernos surgir un diálogo con lo más profundo de nuestro interior…

         No perdamos la ocasión.

 

        

        

        

 


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