Humo…
Hay un villancico catalán muy tradicional – dicen que
proviene del siglo XVI – que empieza cantando fum, fum, fum, o sea, humo,
humo, humo, y se me ha ocurrido que en torno a esta expresión se puede hacer
un pequeño diagnóstico de la sociedad actual…
Porque creo que hoy se puede afirmar que estamos rodeados de
mucho humo…Y esta realidad, como
todas las realidades, puede tener sus aspectos positivos y sus aspectos
negativos.
Si puede afirmarse que donde
hay humo hay fuego, es obvio que ese fuego,
bien entendido, o sea como expresión de pasión y ardor en la realización de las
cosas, es necesario y positivo ya que, por reiteración, por el humo se sabe dónde hay fuego… (o sea, que se nos conocerá por
nuestras obras…)
No son, sin embargo, positivas las cortinas de humo, excesiva muestra de querer enmascarar la
realidad; como tampoco es de desear que haya cada vez más personas a las que el humo se les suba a la cabeza, paradigma
de tantas personas airadas e irritadas como vemos a nuestro alrededor…
No falta quien, filosóficamente, piense que la vida es humo, y viene bien recordarlo
cuando uno apuesta por quemar voluntariamente su propia vida, que no la de los
demás, si es para una buena causa.
Y termino esta pequeña disquisición sobre el popular
villancico navideño deseando, cómo no, a
todos los lectores de La Puntilla,
una entrañable Navidad, sin malos humos, ni personas quemadas…
Un abrazo
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