Hambre...
Hay datos que debieran moderar, al menos, la desatada feria
del consumo que se observa en estos días prenavideños. Por ejemplo: según
informa la ONU hay hoy un total de 45 millones de personas al borde del hambre,
en un total de 42 países... Y la cifra no para de crecer, ya que hace solo dos
años era de 27 millones. La pandemia se ha cebado en los más pobres.
Cifras como éstas suelen escucharse con excesiva
indiferencia. Hay quien piensa mientras
no me toque a mí…; o quien acepta resignado (porque a él no le toca): es lo que hay…
Pues no, no podemos hacer trampas de conciencia.
Es cierto que un individuo solo, cuando reflexiona sobre
estas cuestiones que le desbordan tan excesivamente, poco puede hacer más que
aplicar al máximo, y con las mínimas contradicciones, su quehacer ético y
solidario.
Mayor es, sin duda, la responsabilidad de los dirigentes de
los asuntos públicos, a los que hay que apretar más y no permitirles que nadie
se vea privado de sus derechos humanos más elementales.
Y lo que roza la estupidez, y también la incoherencia, es que
se participe en esta alocada feria en nombre del nacimiento, como se ha
escrito, de un refugiado pobre que decía
que todos éramos iguales, que no pertenecía a ningún partido político, y que
fue perseguido, torturado y asesinado por promover la igualdad, la justicia social y el amor…
Mayor incoherencia, imposible.
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