Integrismo
Dice
el diccionario: Actitud de ciertos
sectores religiosos, ideológicos, culturales y políticos, que defienden la
intangibilidad de un sistema.
Y en lenguaje más común: actitud que se define básicamente
por dos elementos fundamentales: negarse a cualquier innovación de todo aquello
que no vaya de acuerdo con unas referencias establecidas, y encerrarse en las
propias ideas…
¿Por qué hablo hoy de este tema? Porque
quiero invitar a la reflexión sobre una situación casi patológica que está
infectando a la sociedad como un virus más maligno incluso que el que nos ha
ocupado en la pandemia.
Se observa hoy demasiado espíritu
sectario y excesiva ausencia y no participación si las cosas no funcionan como
uno desea. Y todo esto no solamente en
el mundo de la política y la religión, sino también – y esto es más grave- en
el marco de las interrelaciones entre las personas. Hay un excesivo fanatismo
doctrinario.
Se pensó, en su momento, que la
denominada democracia iba a traer consigo la superación de intolerancias
propias de tiempos políticamente convulsos, pero da la sensación de que algunos
– o quizás muchos- quisieran volver a situaciones como las del desdichado siglo
diecinueve español, o la larga dictadura postbélica…
Es necesario, por lo tanto, trabajar
por una mayor apertura al pensamiento y al talante más abiertos hacia las
personas y hacia las ideas…
Un repaso por las hemerotecas confirma
que no era la situación actual la que predecían los más optimistas sobre el
futuro de nuestro país. Algo ha fallado, algo está fallando…
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