Solidaridad
Alguien afirmará, tal vez, que la gran solidaridad mostrada
hacia el pueblo de Ucrania, frente al injusto atropello por parte de las
fuerzas rusas, no deja de ser un parche más que no resuelve el problema global.
Y no deja ser cierto, pero, al menos,
esa generosa reacción hace que se mantenga todavía un poco viva la esperanza en
el ser humano.
Está claro que la observación del
estado de la sociedad actual nos sume con frecuencia en una situación de
desánimo y depresión. Estamos saliendo todavía de un grave estado de pandemia y
nos vemos abocados a una guerra. La salud mental se resiente. ¿Qué le pasa al
ser humano? ¿A dónde nos conduce esa cultura del poder y la violencia?
Por otra parte tendemos con frecuencia
a buscar culpables solamente en los otros, en los demás, y no queremos admitir
que en las guerras y los enfrentamientos todos ponemos, de alguna manera,
nuestra parte, por acción o por omisión…
¿Cómo se educa, por ejemplo, en las
familias y en las escuelas para la paz?
Una sociedad en la que unos pocos nadan
en la abundancia, mientras que millones de hombres y mujeres agonizan en la
miseria, es una sociedad enferma.
Una sociedad que alienta e impone
dictadores y tiranos para obtener beneficios económicos de manera corrupta, es
una sociedad enferma.
Una sociedad que hace del negocio de
las armas una de las fuentes más rentables para obtener beneficios, es una
sociedad enferma.
Una sociedad que para lucrarse
económicamente provoca guerras que mutilan y matan a miles de inocentes, es una
sociedad enferma.
No a las guerras, y siempre solidarios
con los que sufren.
No hay comentarios:
Publicar un comentario