Abiertos al misterio...
Bajo el enigmático
rótulo de vacaciones de semana santa
entramos en una semana paradójicamente mal denominada…
Por eso, más
allá de creencias y prácticas religiosas, yo pienso que lo que sí podemos
afirmar es que, por tradición secular y por influencia cristiana, en lo que
entramos es en una semana en que queda planteada de nuevo, ante la humanidad, la
incógnita frente al misterio…
Me
explicaré.
El ser
humano en algún momento de su vida suele auto preguntarse, de alguna manera, sobre
el origen, el por qué, el sentido y el final de su existencia; y es entonces
cuando normalmente choca con el misterio…
En una
época en que se tiende a endiosar la inteligencia como fuente de conocimiento,
se experimenta, a la vez, que no todo se resuelve con la fuerza de la razón. Y
el misterio es, entonces, la frontera en que acaban las posibilidades de
nuestra inteligencia para adentrarnos en el mundo de lo desconocido e
inexplicable.
La conmemoración
religiosa de un Hijo de Dios clavado y muerte en una cruz provoca de por sí la
gran incógnita de la existencia de Dios, y esta incógnita se extiende más allá de las
religiones…
Se nos invita, pues, en esta semana a estar especialmente abiertos ante el misterio más profundo que puede plantearse cualquier ser humano. Porque la religiosidad no tiene sentido si no se parte de la aceptación del misterio de Dios. Dime qué fe tienes y te diré si es auténtico y coherente tu obrar.
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