Conciencia
crítica
Es muy
acertado el dicho que afirma que antes de hablar hay que definir las
palabras, porque, de lo contrario puede suceder, y sucede, que dos o más
estén hablando de lo mismo desde conceptos entendidos de distinta manera, y así
nunca se pondrán de acuerdo…
Oigo un
tertuliano afirmar: <es que hoy no hay conciencia…> y acudo al
diccionario: Conciencia: conocimiento del bien y del mal que permite a la
persona enjuiciar moralmente la realidad y los actos, especialmente los propios…
Luego
conciencia tiene todo el mundo por el hecho de ser persona.
Ahora
bien, lo que suele suceder es que hay una conciencia que podríamos llamar ingenua,
y otra, desafortunadamente muy escasa, que es la conciencia crítica…
Veamos
un poco las diferencias.
La
conciencia ingenua:
–supervalora
el criterio de los que mandan
–infravalora
a quienes no tienen estudios…
–es
superficial en sus análisis
–se mueve básicamente por las emociones
–es incapaz de dialogar y de contrastar sus
opiniones
Por el contrario, la conciencia crítica:
–no se satisface con las apariencias
–busca siempre las causas de las cosas
–asume responsabilidades y compromisos
–revisa de manera permanente sus posturas
–está atenta a la realidad práctica
Este esquema que hoy os ofrezco lo aprendí en un
Cursillo sobre el pedagogo brasileño Paulo Freire y me ha ido muy bien en la
vida. Por eso os lo he querido ofrecer también a vosotros en esta Puntilla.
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