Cortesía...
Sorprendido
por el menguado interés que suscitó La Puntilla de la semana pasada
sobre la conciencia crítica sospecho que también la de esta semana
generará pocas visitas y comentarios en mi blog.
Porque
voy a hablar de uno de los valores más desprestigiados en la sociedad actual,
como es la cortesía.
Me gusta
la definición que ofrece el Diccionario: demostración o acto con el que se
manifiesta la atención, respeto o afecto que tiene alguien a otra persona…
Apliquemos
estos parámetros a la situación que observamos hoy mayoritariamente en las
relaciones con las personas, y podremos deducir fácilmente que somos mayoritariamente
una sociedad de descorteses…
Pío
Baroja, poco sospechoso de autor moralizante y retrógrado, escribió ya en su tiempo
estas palabras: tanto ha decaído la cortesía que ya casi nos parece insólito
encontrar una persona educada, aún entre quienes debieran ser más corteses…
Hoy
privan, y no sólo entre los jóvenes, la agresividad, la violencia, el desdén y
la mala educación; y los más débiles, enfermos, desorientados o ancianos, entre
otros, sufren las peores consecuencias de una sociedad en la que la fuerza, el
poder y la competitividad avanzan a codazos, caiga quien caiga.
Es
preciso, por lo tanto, hacer una nueva y persistente llamada al espíritu de
servicio, la paciencia, la benignidad y la calma, que son algunas de las
manifestaciones de la cortesía.
Siempre
se ha dicho que la cortesía es la esencia del amor a las personas, y ahí está
el verdadero valor que es preciso continuar trabajando. Porque amar de verdad
es una de las asignaturas más importantes que es preciso superar si se quiere
aprobar en la difícil carrera de la vida.
No hay comentarios:
Publicar un comentario