Destructores
de cultura…
Hay un
dicho rural muy expresivo que afirma que no hay que mezclar churras con
merinas, y se refiere al error que se comete al mezclar de manera
incoherente temas que poco o nada tienen en común.
Pues bien: estamos asistiendo hace un
tiempo a una actitud que tiene mucho que ver con esta incoherencia: jóvenes que
dicen protestar contra los desastres que provoca el cambio climático se dedican
a pintarrajear y estropear obras de arte expuestas en los museos.
¿Qué coherencia tiene esta
actitud? ¿Se arregla el cambio climático
atentando contra un patrimonio colectivo expuesto en las pinacotecas?
Y la peor de las incoherencias es que
tal vez muchos de estos agitadores de pacotilla, además de mostrar un grado de
incultura muy notable, son niñatos de papá que gozan de coches contaminantes y
viajan en aviones de alta contaminación. Por ejemplo.
He comentado muchas veces que el vacío
cultural, sobre todo de las nuevas generaciones, es alarmante, y me gustaría
comprobar, por ejemplo, qué saben de Goya, de su vida, de su pensamiento y de
su obra, quienes recientemente atentaban recientemente contra uno de sus
cuadros más famosos.
La incultura es muy atrevida y hay que
parar los pies a quienes, además de padecerla, intentan malbaratarla. No tienen
derecho.
Además, una condición indispensable
para ser agitador social es la capacidad de discernir qué acciones son verdaderamente
alternativas y qué acciones son simplemente ruido…
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