Salud
mental
Como
lector empedernido, aunque en menor grado de lo que desearía, he podido detectar
que últimamente destaca entre los comentaristas sociales una alta preocupación
por la salud mental de muchos miembros de nuestra sociedad.
Psicólogos
y psiquiatras señalan numerosos trastornos en gran número de personas, jóvenes
y no tan jóvenes, que intentan defenderse de sus carencias y de sus propios
sentimientos de inutilidad con actitudes muy discutibles. Personas tóxicas que,
a la vez, se sienten incómodas con ellas mismas y dañan y hacen sufrir a los
que les rodean.
Y
me pregunto, ¿de dónde surgen estas situaciones? ¿por qué hay hoy tantas quiebras
mentales?
Una
de las causas más señaladas por los expertos es, sin duda, la manera de
afrontar la realidad que nos rodea, tan cambiante, sobre todo, a raíz del
reiterado uso de la tecnología digital.
¡Cuántas personas conocemos que exigen al
mundo entero que las vea y las juzgue como como quieren ser vistas y juzgadas,
y piensan que la sociedad ha de tener como máxima preocupación cuidar su
sensibilidad y sus emociones! Y esto, naturalmente,
no siempre es así, ni ha de ser así.
¡Cuántas
pretendidas ofensas, por ejemplo, existen solamente en la mente de las personas
supuestamente ofendidas!
En
el fondo tenemos que volver a situarnos en el auténtico núcleo de la salud
mental de las personas, que no es otro que saber curar nuestras heridas mediante
el enfrentamiento sincero con la realidad: las cosas son como son y no siempre
como quisiéramos que fueran… Aceptarlo es sinónimo de buena salud.
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