Vivir
de consignas…
Más allá de otros ámbitos, la palabra consigna
aplicada a agrupaciones políticas, sindicales o colectivos organizados es muy
clara: directriz que se imparte a sus integrantes…
Este
hecho, aplicado a estas agrupaciones, podría, de alguna manera, entenderse;
pero lo que resulta mucho menos comprensible es que, más allá de estos
colectivos, sea cada vez es más frecuente que se vayan imponiendo en la
sociedad otro tipo de consignas
interesadas que pretenden manejar la conducta de las personas…
Pongamos algunos ejemplos:
–Hoy lo que importa es la ambición, no
la inteligencia…
–Las cosas no son como son; todo
depende de cómo se toma uno las cosas que le pasan…
–Hoy pensar en Dios es pensar en su
silencio…
–La gratuidad es alienante…Cada uno ha
de moverse por su propio interés…
–La fe es, simplemente, una manera de
huir de la realidad…
–El integrismo no es una patología,
sino una forma social de integrarse en la sociedad…
–Las utopías son ingenuidades de los
débiles…
–El mundo está dominado por las nuevas
tecnologías y ante ellas el ser humano se halla totalmente indefenso y manipulado…
La lista podría seguir, pero pongo aquí
punto final.
Mi reflexión es clara: invito a todos mis
lectores a no seguir consignas ideológicas que
tanto deshumanizan hoy a nuestra sociedad…
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