Trabajar la interioridad
Es un hecho fácilmente constatable que todo ser
humano es bidimensional, es decir tiene dos dimensiones: una hacia adentro
y una hacia afuera, o, dicho de otra manera, una interioridad y una
exterioridad...
Hoy,
sin embargo, y especialmente por la explosión de las nuevas tecnologías, sucede
que todos, y sobre todo los más jóvenes, vivimos envueltos por un torbellino de
imágenes y sonidos, que nos sitúa permanentemente dispersos e incapaces de
vivir los valores de nuestra interioridad…
Se
impone, pues, claman los educadores, una urgente educación de la interioridad,
para poder recuperar este espacio fundamental de la persona en la que se
asienta su identidad y su capacidad de discernir, evaluar, analizar y proyectar
su vida.
En
efecto, una interioridad trabajada y cultivada es el secreto para poder hacer
frente a una manera concreta de vivir: dime cómo piensas y valoras, y te diré cómo actúas…
Hoy curiosamente se están escribiendo muchos libros
sobre la interioridad y vale
la pena precisar bien qué entendemos por esta palabra.
En
principio interioridad no es lo mismo que espiritualidad…Todo ser humano tiene una interioridad, pero no
todos los seres humanos viven una espiritualidad, o ni siquiera la tienen…
Otra
cosa es que uno decida habitar su interioridad con una espiritualidad
concreta, como es el caso, por ejemplo, de quien decide adoptar la
espiritualidad del Dios de Jesús de Nazaret; pero ha de quedar claro que hoy la
oferta de espiritualidades es muy rica y variada…y que lo primero es tener
conciencia de que tenemos una interioridad, un adentro, y que de adentro
sale lo de afuera…
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