sábado, 18 de abril de 2020

EL DESPUËS... La Puntilla - 18 de abril de 2020



EL DESPUÉS...

A mi generación, como también a otras generaciones más jóvenes, incluso actuales, nos dieron las palabras, pero no nos enseñaron su significado, ni el alcance de sus exigencias. Y las palabras no se dicen, sino que cobran entidad cuando se hacen... Juan Ramón Jiménez repetía con frecuencia de que su palabra poética aún no estaba plenamente hecha...Y es que estamos demasiado albergados de excesivas palabras vacías que se lleva el viento...

Nos dijeron, por ejemplo, en pleno nacionalcatolicismo, donde todo se sacralizaba, y se dice hoy también, en plena laicidad, que las cuatro virtudes esenciales para una buena convivencia (el catecismo las llamaba cardinales, del latín cardo, que significa gozne, porque se las consideraba el quicio de la puerta de la vida), eran la prudencia, la justicia, la fortaleza y la templanza...
La herencia de este pensamiento proviene de Platón, fue matizado después por Aristóteles e incorporado hoy al pensamiento moderno por autores como Nicolai Hartmann, Josef Pieper y nuestro estimado López Aranguren...

Y si escribo hoy sobre este tema es porque pienso que lo peor de esta pandemia que estamos padeciendo aún está por venir...  Y me pregunto: seremos capaces de rehacer todos los efectos morales y sociales que ha provocado esta crisis mundial?

Cabe pensar que sí, pero siempre que surjan y proliferen

– hombres y mujeres sensatos, capaces de discernir el bien del mal (prudencia)
– hombres y mujeres comprometidos para que todo el mundo tenga lo que le corresponde                                                                                                                                      (justicia)
– mujeres y hombres que superen los miedos y temores que paralizan el compromiso
                                                                                                                                 (fortaleza)
– mujeres y hombres en los que el equilibrio de la razón modere impulsos y emociones                                                                                                                                       (templanza)

La historia es maestra de la vida, y en mi ciudad, Barcelona, en la terrible pandemia mundial de la gripe de los años 1918-1920 murieron 22.767 personas (el 3,5 por ciento de la población de entonces)...Tras la crisis siguió el pistolerismo, la dictadura y el caos social...; pero nueve años más tarde, en 1929, Barcelona se mostraba al mundo como la gran capital europea en la Exposición Universal...Habían surgido hombres y mujeres  comprometidos en la buena convivencia. Esperemos que ahora también...

sábado, 11 de abril de 2020

SOBREVIVIR - La Puntilla - 12 de abril de 2020


SOBREVIVIR

Escribió Miguel de Unamuno que no hay más que un modo noble de vivir, y es el ansia de sobrevivir...

Está claro, pues, que en esta pandemia que estamos viviendo todos intentamos, a nuestra manera, sobrevivir, es decir, como dice el diccionario, vivir en condiciones adversas...

Y como dicen que la adversidad es maestra de vida, podemos preguntarnos: ¿qué estamos aprendiendo con la experiencia de este confinamiento?

Cada uno tendrá su lista y es un buen ejercicio elaborarla por escrito.

Por ejemplo:

– que solamente los sueños no sirven para vivir, ni tampoco para sobrevivir, y la realidad se impone...

– que las experiencias superadas nos hacen cada vez más fuertes

– que las carencias nos enseñan a saber valorar más lo que tenemos

–  que quien no vive para servir difícilmente servirá para vivir y/o sobrevivir

  que es en la adversidad donde se conocen las verdaderas amistades y las personas que nos aman de verdad

–  que la vida resulta más verdaderamente feliz cuando es compartida...

que las situaciones difíciles son una gran ocasión para salir de nuestras comodidades

que el ejercicio de la solidaridad es la mejor expresión del humanismo

que la práctica del silencio, la lectura y la reflexión nos enriquecen interiormente

–  que la convivencia cercana nos ayuda a descubrir la riqueza de las personas con las que convivimos.
  
                                         Y la lista se puede seguir alargando...                                                                                                

sábado, 4 de abril de 2020

ANONIMATO - La Puntilla, 5 de abril de 2020



ANONIMATO

Estamos habituados a que la Historia se nos presente como una sucesión de hombres y mujeres con nombre y apellidos, que tuvieron algo que ver, para bien o para mal, en el devenir de la humanidad.

Y, sin embargo, el mundo está configurado, también para bien o para mal, por el anonimato.
Son mayoría los hombres y mujeres anónimos que aportan a la humanidad lo peor o lo mejor de sí mismos...

Anónima es la obra de la que se desconoce su autor o autora
Anónima es la persona de la que se desconoce su nombre.

Al hilo de estas definiciones, ¿cuántas obras buenas o malas de las que se desconoce su autoría?; ¿cuántas personas, que nos aman o nos desprecian, de las que no sabemos su nombre?

Y si llevamos esta reflexión al ámbito de la solidaridad, ¿no es bien cierto que la más verdadera, la más auténtica solidaridad es que se hace desde el anonimato?

Estamos viviendo un tiempo difícil en el que es decisiva, para bien o para mal, la conducta de todas las personas, conozcamos o no su nombre, pero es muy especial la conducta de aquellas de las que desconocemos su nombre... 
Como es el momento, también, del agradecimiento a cuantas personas, desde el anonimato de sus nombres, lo están dando todo, aún a riesgo de su propia vida, para el cuidado y el bien de los demás...

Virginia Wolf afirmaba que lo que más le agradaba de las mujeres era su integridad y su anonimato, y conviene recordarlo en un momento en que tantas madres, enfermeras, cuidadoras, empleadas de limpieza, maestras, y trabajadoras varias, todas ellas anónimas, están entregando lo mejor de sus vidas para paliar el dolor del ser humano.

El anonimato merece algo más que un aplauso...



sábado, 28 de marzo de 2020

CONSOLAR - La Puntilla - 29 de marzo de 2020


CONSOLAR

En este archivo de sabiduría que es la Bíblia hay un libro llamado de la consolación, en el que el profeta Isaías transmite una consigna de su Dios que dice Consolad, consolad a mi pueblo...

Consolar es una palabra que proviene del prefijo con (que entraña unión y cooperación) y el verbo latino solari (aliviar, calmar...), y por eso el diccionario define consolar como aliviar la pena o aflicción de alguien...

¿Y cómo podremos consolar hoy a tanta gente que sufre?

El gran poeta Blas de Otero nos enseñó que suframos las vicisitudes que suframos siempre nos queda la palabra...

Por eso pienso que ahora, cuando las nuevas tecnologías, para bien o para mal, hacen posible más que nunca la difusión de la palabra, es el momento de utilizar-la para llevar alivio y consuelo a mucha gente.

Por ejemplo, 
– al personal sanitario que ve, en muchas ocasiones, frágil e impotente su generoso esfuerzo;

– a las personas que sufren la pérdida de seres queridos a los que no han podido ni siquiera decirles una última palabra;

– a todos cuantos desde el servicio y la entrega ofrecen a los demás lo mejor de sí mismos sin ser debidamente reconocidos;

– a las personas mayores que viven solas, en el anonimato de centros y residencias...

– a cuantos viven emocionalmente destrozados la situación actual;

– a todos aquellos que intuyen un próximo futuro muy difícil y penoso;

– a quienes experimentan el dolor de sus errores...

Palabras de consuelo,de aliento y de esperanza para todos.

Lo dice la sabiduría popular: Si puedes curar, cura; si no puedes curar, calma; y si no puedes calmar, consuela...



sábado, 21 de marzo de 2020

VOCES - La Puntilla - 22 de marzo de 2020


VOCES

Ojalá escuchéis hoy su voz, no endurezcáis vuestro corazón, canta el salmista bíblico...

Y uno de los aspectos positivos de esta situación pandémica que estamos viviendo es que nos ofrece la posibilidad de escuchar un mensaje, una voz, diversificada en variadas y distintas voces, que nos irá muy bien escuchar y atender...

Por ejemplo:

– el consejo de Gandhi que nos recuerda que la fuerza espiritual de una persona depende de la honradez de su corazón y de su capacidad de disciplina...

el sabio consejo de Machado advirtiendo que sólo el necio confunde el valor con el precio 

– la cálida canción de la chilena Violeta Parra  dando gracias a la vida que me ha dado tanto

la afirmación de Umberto Eco de que cuando una casa se quema lo más inteligente es llamar a los bomberos

el recuerdo filológico de que enamorado significa estar habitado por el amor

– la voz de Unamuno gritando a los jóvenes universitarios que el principio de la sabiduría es saber ignorar, y su fin detenerse ante el misterio

la profunda observación de Juan de la Cruz de que para alcanzar la fuente sólo la sed nos alumbra...

la afirmación recordada por Galeano de que la utopía sirve para caminar...

y los versos de León Felipe advirtiéndonos que seamos en la vida romeros que cruzan siempre por caminos nuevos... y que no hagan callos las cosas ni en el alma ni en el cuerpo...

Si escuchamos hoy éstas y otras voces, nuestro interior se llenará, sin duda, de una apacible paz.
 





sábado, 14 de marzo de 2020

VIRUSPANDÉMIA - La Puntilla - 15 de març de 2020


VIRUSPANDÉMIA

Una de las cosas que me ha enseñado la vida es que ante hechos o realidades que nos desbordan es muy útil preguntarse siempre quién se beneficia de su existencia... La respuesta a esta pregunta ayuda a entender mejor el por qué de su presencia...

Por eso, ante esta auténtica guerra biológica e histeria colectiva en la que estamos inmersos, mi interrogante vuelve a aflorar: ¿quién se beneficiará de todo esto?

La respuesta no es simple ni fàcil, porque no tenemos suficientes datos como para poder elaborar una respuesta convincente; pero de lo que no cabe duda, por ejemplo, es de que toda esta situación va a provocar, aparte de la pérdida de vidas humanas, una debacle económica considerable, y ya sabemos que en el sistema económico vigente los más débiles son siempre los auténticos perdedores...

Por otra parte, es obvio que nos hallamos en un grave estado de alarmismo y preocupación en el que habrá, sin duda, quienes lo aprovecharan en servicio propio. 
Por ejemplo:
              – los especuladores de todo tipo que se aprovecharan de la alarma colectiva
              – los empresarios que verán la oportunidad de reducir puestos de trabajo
              – los pillos que intentarán, con falsedades, acaparar posibles ayudas sociales
              – quienes aprovechen las medidas preventivas como unas vacaciones pagadas...
              – los políticos que intenten ganar votos con sus repetidas falsas promesas
                 y la lista podría alargarse...

Añádase, además, otro interrogante: ¿servirá todo esto para mejorar la sanidad pública y, sobre todo, para fomentar una mejor formación sanitaria en los posibles usuarios? Porque es triste comprobar cómo en este lamentable suceso ha aflorado una vez más, de manera manifiesta, la deficiente cultura sanitaria de nuestra sociedad. Sólo para poner un ejemplo,  con ocasión de esta viruspandémia se han detectado en la red digital la difusión de 146 desinformaciones en relación con el coronavirus... ¡Cómo juegan algunos con la incultura de la gente!...

En fin, seamos solidarios con las medidas que nos piden, pero no renunciamos a ser críticos. La solidaridad no puede renunciar al espíritu crítico.



           




viernes, 6 de marzo de 2020

MEMORIA DEL 8 M - La Puntilla, 8 de marzo de 2020



MEMORIA DEL 8 M
                

Raimon fue quien cantó: qui perd els orígens, perd la identitat (quien pierde los orígenes, pierde la identidad), y este pensamiento se atribuyó, entre otros, a Salvat Papasseit, y/o a Salvador Espriu.

         Sea quien fuera el autor, sí es cierto que Espriu escribió que no solamente tenemos que hacer memoria para no perder la identidad, sino también para poder responder a la pregunta de qué queremos ser...

         Me viene todo esto a cuento porque pretendo reivindicar los orígenes de este 8 de marzo, Día la Mujer Trabajadora, o Día internacional de la mujer, como ahora se llama, que empezó a celebrarse en Alemania el año 1911.

         Más allá de la versión de que tuvo su origen concreto en tal o cual incidente trágico padecido por obreras textiles de las fábricas norteamericanas a causa de sus reivindicaciones (por ejemplo la Cotton, donde murieron quemadas 129 trabajadoras; o la Triangle, donde perecieron, también en un incendio, 146 trabajadoras), lo cierto es que la celebración hay que situarla en el contexto social de una sociedad convulsionada en los inicios del siglo XX.

        Tras la revolución rusa y la primera guerra mundial, los movimientos obreros  los partidos socialistas y el sindicalismo femenino de Estados Unidos y Europa, junto con la reivindicación del sufragio femenino, fueron factores decisivos para instaurar esta jornada. Y Clara Zetkin, una líder socialista alemana, fue determinante para la instauración de un día mundial de reflexión y reivindicación dedicado a la situación de las mujeres en el mundo.

           Que no se pierdan, pues, los orígenes de este día. 

      El 8 de marzo es una ocasión importante para reafirmar todos los derechos de la mujer, pero sobre todo sus derechos sociales y laborales: el trabajo digno, el salario justo y el trato igualitario.  

           Conviene no olvidarlo nunca y seguir luchando.