sábado, 1 de julio de 2017

La Puntilla - 2 de julio de 2017 - APOROFOBIA



APOROFOBIA

Adela Cortina, catedrática de Ética en la Universidad de Valencia, acaba de publicar un libro bajo el título de Aporofobia, el rechazo al pobre. Un desafío para la democracia, que merece una pausada reflexión.

La palabra Aporofobia (del griego, aporos, pobre; i fobos, rechazo o desprecio) fue acuñada por la propia Adela Cortina, en los años 90, como un matiz de la palabra xenofobia (que significa rechazo al extranjero), y es que la eminente profesora afirma que no todos los extranjeros molestan por igual...

A los turistas y a los que vienen cargados de petrodólares, por ejemplo, los admitimos con alegría, mientras que los inmigrantes y los refugiados son rechazados, pero no porque sean extranjeros, sino sobre todo porque son pobres...

Trump, en Estado Unidos, pone muros a los pobres mejicanos, pero no a los ricos canadienses...

Los seres humanos funcionamos excesivamente según nuestras filias (aceptamos personas o realidades que nos interesan), o según nuestras fobias (personas o realidades de las que recelamos o rechazamos), y esto no siempre es acertado.

El neoliberalismo, que provoca cantidades inmensas de inmigrantes y refugiados, tiene especial interés en hacernos creer que el pobre es el único culpable de su pobreza, y por ello ha de ser rechazado.

Facundo Cabral, el gran cantante argentino cantaba una expresiva canción cuyo estribillo había aprendido de su abuela y que decía: pobrecito mi patrón piensa que el pobre soy yo... 

¡Qué tremendo error el de los que piensan que la pobreza solamente se mide en carencia de bienes materiales! Hay una riqueza interior que no tiene precio, y desde esa riqueza la aporofobia es totalmente rechazable... 



  

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