CONFRONTACION
Es obvio que la pandemia del Covid-19 está ya durando demasiado y sus consecuencias no se limitan al número de afectados, ingresados y/o muertos, sino que afectan también a la salud mental de muchas personas.
En una sociedad ya muy propicia a actuar más por emociones que por razones, la afectación psicológica crece y se manifiesta de diversas maneras...
Por ejemplo, en un aumento de la cultura y la práctica de la confrontación y/ de la indiferencia...
Así, son demasiadas las personas que no encuentran otra salida a sus decepciones o dificultades que la bronca permanente con los otros, o el absoluto desinterés por todos...
Y es obvio que con estas actitudes predominantes, las relaciones humanas se deterioran y no contribuyen a solucionar, en lo posible, la crisis que estamos viviendo y las consecuencias que acarrea y acarreará.
Se impone, pues, una llamada a la cultura del interés mutuo, la solidaridad con los más débiles y la pacificación de las relaciones interpersonales.
Es muy importante que se siga confiando en las soluciones que puedan aportar la ciencia y la investigación, pero es del todo imprescindible que las personas nos planteemos que es lo mejor de nosotros mismos que podemos ofrecer.
Es necesario que hablemos más de lo que tenemos a nuestro alcance que de lo que carecemos, de nuestros logros que de nuestras frustraciones, de lo positivo que de lo negativo. Está en juego nuestra salud emocional y la convivencia social.
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