FUTBOL
La Televisión vomita estos días tres
partidos diarios de futbol, del torneo de la Eurocopa, y los comentarios son
para todos los gustos…
Es obvio que los forofos acríticos de
este deporte disfrutan con el espectáculo, aunque se trate de un juego en el
que sobresalen las patadas; mientras que los críticos sociales explotan indignados
ante un montaje que simboliza el capitalismo más cruel y salvaje…
Pero mi mirada de hoy se va a centrar
en otro ámbito, y es el de las metáforas que podemos extraer de este deporte y
que nos pueden ser útiles para la vida…
Es significativo, por ejemplo, que los
partidos empiecen todos desde el cero a
cero, es decir sin que influya el pasado, como han de ser también nuestros
días en los que lo que cuenta es cada hoy.
No es tampoco baldío que los jugadores
tengan que someterse constantemente a entrenamientos,
situación que nos enseña que en la vida las cosas hay que prepararlas y que el valor
que no se nutre se degrada.
Recojamos también dos ejemplos
metafóricos más, como son el fuera de
juego y la presencia del árbitro… ¡Cuántas
de nuestras conductas se sitúan también muchas veces fuera de las normas
sociales de conducta! Y ¡qué necesario resulta en ocasiones un juez imparcial
que oriente nuestros errores…!
Hablemos finalmente de los penaltis, que intentan aplicar el debido
castigo a situaciones que intentan triunfar mediante la trampa o el engaño… ¿Cuántas
veces habremos utilizado nosotros el engaño para medrar y no hemos sido
penalizados?
Y acabo: la última de las metáforas
futbolísticas la recojo de las postrimerías del encuentro: los partidos no
acaban hasta que el árbitro da el pitido
final, y así también nuestra vida… Hasta entonces sigue siendo válida la
célebre consigna de Cruyff a sus jugadores: disfruten
del partido…
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