Incertidumbres…
La vida
se vuelve en ocasiones pesada por la cantidad de incertidumbres que nos plantea
la sociedad actual.
Los
ejemplos pueden multiplicarse.
–te
dispones a ir a un lugar en tren o en vehículo público y no sabes si
encontrarás retrasos, anulaciones, o colapsos en el servicio, o en las
carreteras…
–pides
visita a los médicos de la Seguridad social y no sabes si la espera se alargará
una semana, un mes o hasta un año…
–vas al
supermercado y te puede llevar la sorpresa de que no llevas bastante dinero
porque los precios se han puesto por las nubes…
–programas
un encuentro o una actividad y te asalta la permanente incertidumbre de que si
surgirán situaciones que no lo harán posible…
Los
ejemplos podrían multiplicarse.
¿Y
por qué trato hoy yo este tema?
Porque
las incertidumbres nos desequilibran y, sobre todo, si no son acogidas y
combatidas con suficiente creatividad como para que no nos derroten, derivan en
miedos… Y un miedo social permanente es el mejor caldo de cultivo para tener
dominadas a las personas…
Me
da la impresión de que se está construyendo, deliberadamente, una sociedad de
personas amargadas por tener que lidiar permanentemente con incertidumbres
provocadas, a fin de que las personas, en definitiva, caigan en la alienante
expresión de ¿y yo qué puedo hacer?... o, peor aún: qué le vamos a
hacer…?
No
podemos renunciar a la protesta creativa...
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