Conversaciones...
Escuchar conversaciones, sobre todo de
gente joven, puede llegar a ser no solo deprimente, sino una clara expresión de
la más que común ausencia de razonamiento…
Dice un interlocutor –pues es lo que
pienso y ya está, y contesta ella: pues no lo entiendo, no puedo
entenderlo.
Esta
breve conversación puede dar lugar a muchas preguntas: ¿lo que piensa él ha
sido reflexionado y vivido, es coherente y adecuado…? Y sobre lo que afirma
ella, ¿no lo entiende, o no quiere entenderlo?, y, lo peor, cuando
afirma que no puede entenderlo, ¿dónde radica su impotencia… ¿hace algo por
entenderlo…?
Vaya, me
diréis que soy un poco tiquis-miquis, pero pienso que, si la observación
es principio de sabiduría, si nos fijáramos un poco más en nuestras
conversaciones nos daríamos cuenta de que no son pocas las veces que solemos
malinterpretar la realidad…
No faltará el lector/lectora que me
diga que es normal que cada cual vea las cosas desde su punto de vista y que es
muy libre de hacerlo; pero mi pensamiento no va exactamente por ahí…
Se ha escrito mucho sobre la dinámica
de la conversación. Antonio Machado decía que él siempre conversaba con el ser
que iba con él…
Y es obvio que el arte de la
conversación no es exactamente lo mismo que la capacidad de hablar…A veces el
silencio puede ser la conversación más expresiva…
En definitiva, conversar es intentar
construir juntos una manera de ver la realidad…, pero sin exclusivismos ni
imposiciones…
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