Ética en la difusión de datos
personales
Lo he escrito en numerosas ocasiones porque estoy
plenamente convencido: el futuro mejor de nuestra sociedad pasa por la
regeneración ética en numerosos ámbitos de conducta.
Y hoy uno de esos ámbitos
donde se observa que es muy necesaria la presencia de una conducta ética es en
la difusión de datos personales en el uso de las nuevas tecnologías, por lo que
se impone, cada vez más, la necesidad y la reivindicación de una ética limpia y
determinante en el uso de estas redes.
Una ética que ha de pasar, en
primer lugar, por un uso honesto de los datos de las personas que aparecen en esos
medios tecnológicos. ¿Cómo se obtienen?, ¿cómo y para qué se utilizan?, ¿se
comparten con el consiguiente consentimiento de las personas implicadas?
Se ha legislado ya mucho
sobre la protección de datos, pero son demasiadas las veces que se utilizan más
allá del consentimiento para el que fueron obtenidos, aún en el caso de que
fueran obtenidos libremente…
Se impone, pues, una
reivindicación de la privacidad y el uso ético de los datos personales por
parte de las plataformas digitales, y esto resulta hoy todavía mucho más
urgente en el uso y la práctica de la denominada inteligencia artificial.
Con todo también es cierto
que el peligro de caer en la manipulación de los datos viene dado por la
excesiva propensión de algunas personas a airear sus vidas en lo medios
tecnológicos…
Qué gran verdad es la que
afirma que nadie es tan feliz como intenta aparentarlo, nadie tan enamorado
como lo publica, ni nadie tan sincero como pretendo expresarlo… Cuidado, pues, con
Facebook, Instagram, Twitter, You Tube, Linkedin y otras redes…