Perplejidad
Eugenio
D’Ors, el conocido filósofo y escritor, solía distinguir entre la anécdota y la categoría, entendiendo estos términos como lo superficial
divulgado y lo profundo que envuelve lo anecdótico.
Escribo
esto porque me parece que mucho de esto sucede ahora en el momento de analizar
la situación de la juventud. Recurrimos a multitud de anécdotas para explicar
las conductas de los jóvenes, pero nos falta la visión de conjunto que da lugar
a estas manifestaciones.
Pienso,
en concreto, que hoy la juventud está sumida básicamente en la perplejidad. Los
jóvenes navegan en un mar de dudas, incertezas y confusiones…
¿Y
de dónde nace esta situación?
Los
sociólogos coinciden en señalar que el tema tiene mucho que ver con los valores
dominantes en una sociedad democrática capitalista, como pretende ser la
nuestra.
¿Cuáles
son estos valores?
La
libertad personal, la tolerancia, la aceptación de una cierta limitación confortable, el constante bombardeo informativo, el
consumismo, la violencia competitiva, el valor central del dinero, el afán de
lucro, el gozo y el placer inmediatos…etc.
¿Cómo
manejarse en este mar de asedios? ¿Cómo integrar todo este mundo en una
conducta coherente?
O la sociedad entra en una dinámica humanizadora en la que prevalezcan las personas por encima de los valores que la degradan, o el futuro será cada vez peor…Ayudemos a los jóvenes con el ejemplo.
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